Según datos de ACNUR de 2017, el 72% de todos los niños que han llegado a Europa están solos. En el informe Tendencias Globales – Desplazamiento forzado 2017, se refleja que...
Según datos de ACNUR de 2017, el 72% de todos los niños que han llegado a Europa están solos. En el informe Tendencias Globales – Desplazamiento forzado 2017, se refleja que en ese año se registraron 173.800 menores no acompañados.
45.500 menores no acompañados o separados solicitaron asilo individualmente, según informaron 67 países. A ellos se suman 138.700 registrados en 63 operaciones de ACNUR.
La mayor parte de las solicitudes de asilo las realizaron menores de entre 15 y 17 años. El país donde se presentaron más solicitudes fue Italia, donde la cifra de solicitudes aumentó un 68% respecto a 2016.
No obstante, ACNUR comenzó a recopilar estos datos recientemente, pero para conocer los datos reales es necesaria la ayuda de los países y de otras organizaciones, por lo que es posible que las cifras sean mayores.
En junio del año pasado en el barco Acuarius que llegó a Valencia, viajaban 629 refugiados y migrantes, entre los cuales había 123 niños que viajaban solos.
Se considera menor no acompañado a una persona con una edad inferior a 18 años que se encuentra separada de ambos padres y no está bajo la custodia de ningún adulto.
Ante la falta de la protección de sus padres o de un familiar, los niños sin padres se encuentran entre las personas más vulnerables y corren el riesgo de sufrir explotación y abusos.
El desplazamiento de estos menores se puede deber principalmente a dos causas que son las siguientes:
Los niños sin padres no son tan solo cifras, son historias reales de niños que han vivido situaciones muy complicadas.
Kenyi es un niño de 17 años que, junto a sus hermanos y hermanas menores, está entre los 5.000 niños provenientes de Sudán del Sur que tuvieron que huir de la guerra y refugiarse en Uganda. Inicialmente les acompañó su tío durante el viaje, pero luego decidió volver y los menores continuaron solos el viaje.
En países como Myanmar, muchos niños también se han visto obligados a huir solos. Es el caso de Umme Salma y su hermana de cuatro años, que perdieron a sus padres en una oleada de violencia.
Eduardo con 16 años vio cómo una pandilla quemó su casa en Colón (Honduras) y decidió que era el momento de huir junto a sus primos. Cruzaron a Guatemala y se unieron a la caravana de refugiados y migrantes para llegar a México. Finalmente le permitieron la entrada en México y pudo presentar su solicitud de asilo.
La historia es parecida en otros países como Etiopía donde los niños son reclutados como trabajadores forzosos o esclavo sexuales.
ACNUR trabaja para ayudar a los niños sin padres dándoles comida, refugio y educación. Si quieres contribuir para que estos niños sin padres tengan un futuro puedes hacerlo de varias formas:
Apoyar y dar una esperanza a los niños sin padres requiere concienciarse de la situación y ponerse en acción lo antes posible.
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