La tensión se respiraba en muchos sectores del país, sobre todo en las regiones central y centro-occidental: una violencia creciente y generalizada entre miembros de la oposición...
La tensión se respiraba en muchos sectores del país, sobre todo en las regiones central y centro-occidental: una violencia creciente y generalizada entre miembros de la oposición y partidarios del gobierno. Y las elecciones del 31 de octubre no ayudaron a bajarla, sino al contrario. A mediados de noviembre del año pasado, más de 8.000 personas huían de Costa de Marfil a causa de la violencia armada y de los enfrentamientos armados. La gran mayoría, el 92 por ciento, se refugió en Liberia, mientras que el resto lo hizo en Ghana, Guinea y Togo.
Existía el miedo de que se repitiera el antecedente de los hechos violentos de 2011 y la consecuente diáspora, cuando cientos de personas tuvieron que huir de las diferentes zonas de conflicto por miedo a ser atrapadas y alcanzadas por las balas de los enfrentamientos armados. La falta de medios económicos debido al cierre de los bancos y el desempleo generalizado por el cierre de muchas empresas también fueron dos motivos decisivos para la huida de cientos de personas en aquellos años.
Y ese miedo se volvió una triste realidad, de manera tal que a finales de noviembre del año pasado, ACNUR envió por aire unas 95 toneladas de suministros de emergencia destinados a la capital de Liberia, Monrovia, para un total de 15.000 marfileños que trataban de encontrar refugio en el país vecino. En tan solo 15 días, la cifra de personas desplazadas casi se duplicó. Se transportaron láminas plásticas, bidones, utensilios de cocina, mantas, lámparas solares y otros artículos indispensables para los refugiados que huían de la violencia de Costa de Marfil. Los representantes de ACNUR en Liberia alertaban sobre el aumento en la cantidad de personas que huían de Costa de Marfil tratando de cruzar la frontera para llegar al país vecino, de los cuales la mayoría eran niños desnutridos.
De acuerdo con el último relevo de datos de Naciones Unidas efectuado en la zona, al 15 de febrero de 2021 existían 29.336 personas que huyeron de Costa de Marfil y que actualmente viven en Liberia, Ghana, Guinea y Togo. De estos cuatro países, Liberia es el que acoge a la gran mayoría de marfileños, un 95 por ciento.
Con respecto a los desplazados internos, de acuerdo a datos del gobierno de Costa de Marfil, del total de 16.732 que había se cree que el 68 por ciento (11.338) han regresado a sus pueblos de origen y que 5.394 siguen como desplazados internos dentro del país. Mientras tanto, ACNUR continúa con su trabajo en la zona, entregando jabón, ropa, mantas y otros artículos de primera necesidad a los refugiados. Por otro lado, cabe señalar que Costa de Marfil es un país con una larga tradición de solidaridad con los migrantes y refugiados, destacándose siempre como un país de acogida que, pese a sus constantes tensiones políticas, siempre ha mantenido sus fronteras abiertas para todas aquellas personas que necesitan protección porque están huyendo de sus países de origen. ACNUR trabaja desde hace mucho tiempo en este país con diferentes actividades humanitarias y con programas destinados a fortalecer la protección de apátridas, refugiados y repatriados.