Este 6 de julio, se celebra el Día Internacional de las Cooperativas, con el lema «Las cooperativas construyen un futuro mejor para todas las personas». Este día se conmemora la contribución histórica de las cooperativas a un desarrollo sostenible y se resalta su papel en alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. Esto coincide con el de la Cumbre del Futuro de la ONU que se organizará en septiembre y cuyo lema es "Soluciones multilaterales para un mañana mejor".
Las cooperativas fomentan el desarrollo económico social de las personas, incluidas las personas refugiadas y las comunidades de acogida. Apuestan por el crecimiento inclusivo y sostenible, con acciones que protejan el medioambiente y apuesten por la lucha contra el cambio climático. Este día sirve para seguir impulsando estas cooperativas y encaminarnos hacia 2025, cuando se celebrará el Año Internacional de las Cooperativas, declarado por las Naciones Unidas.
Tal y como explica Naciones Unidas, "las cooperativas son reconocidas como asociaciones y empresas a través de las cuales los ciudadanos pueden mejorar sus vidas de manera efectiva mientras contribuyen al avance económico, social, cultural y político de su comunidad y país".
El principio cooperativo de la participación económica es que "los miembros contribuyen equitativamente y controlan democráticamente el capital de su cooperativa". De esta manera no se concentra el capital sino que se distribuye la riqueza de manera justa. Como se basan en la comunidad, se comprometen a su desarrollo sostenible, ambiental, social y económico. Aunque su enfoque sea local, los valores del movimiento cooperativo aspiran a llegar a todas las personas en el mundo, integrado internacionalmente. De hecho, más del 12 % de la humanidad es cooperativista de alguna de las 3 millones de cooperativas del planeta.
Las cooperativas juegan un papel crucial en la integración y el apoyo a las personas refugiadas, proporcionando no solo empleo sino también servicios esenciales y una sensación de comunidad. La naturaleza cooperativa, basada en la ayuda mutua y la propiedad compartida, ofrece a las personas refugiadas la oportunidad de reconstruir sus vidas en entornos seguros y sostenibles.
En el sur de Ubangi, la Coopérative Agropastorale Maboko, formada por personas refugiadas centroafricanas en el campo de Mole, es un ejemplo sobresaliente. Esta cooperativa se compone de 387 familias, que incluye a 87 familias refugiadas y 300 de la comunidad local, ganó el Premio a la Innovación del ACNUR de 2023. En 2021, arrancaron un proyecto de piscicultura que abastece de carpa y tilapia a las ciudades cercanas, demostrando cómo las cooperativas pueden ser motores de desarrollo económico y social en contextos de crisis.
Foto: la Cooperativa Agropastorale Maboko.
Las personas desplazadas por la fuerza que viven en el campo de refugiados de Mole en la República Democrática del Congo se ven afectadas por una grave inseguridad alimentaria y desnutrición, y la comunidad de acogida también sufre estos problemas, lo que a menudo genera conflictos entre comunidades.
La Coopérative Agropastorale Maboko ha implementado un proyecto con estanques piscícolas que pueden albergar hasta 3000 peces, utilizando agua de manantiales de manglares, con los objetivos claros de diversificar las dietas y reducir la inseguridad alimentaria. Los desechos de la cría de cobayas y conejos se utilizan para alimentar a los peces.
Foto: Cada estanque pertenece a una familia y puede albergar hasta 3000 peces por pozo.
Esta actividad beneficia directamente a las familias aumentando sus ingresos y aportando una mayor seguridad alimentaria a las ciudades circundantes, Zongo (República Democrática del Congo) y Bangui (República Centroafricana), que se beneficiarán de estos productos pesqueros. Un proyecto que contribuye a la convivencia pacífica y aporta autosuficiencia.
A nivel mundial, las cooperativas han demostrado ser eficaces en la respuesta a las crisis de refugiados. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) promueve la formación y el fortalecimiento de cooperativas para apoyar a las comunidades de acogida y a las personas refugiadas.
En Alemania, cooperativas de vivienda han creado hogares para familias refugiadas sirias, ayudándoles a integrarse y beneficiarse del sistema de apoyo social. En el Líbano, la cooperativa de vivero Green House Nursery, beneficia tanto a agricultores libaneses como a personas refugiadas sirias, proporcionando semillas a precios accesibles y fomentando la cohesión comunitaria.
Las agricultoras refugiadas somalíes, Daynaba Mohamed Ibrahim y Dukiya Ali Mohammed (foto principal), trabajan en cooperativas agrícolas apoyadas por ACNUR en Hilaweyn, Etiopía. Etiopía, uno de los mayores países de acogida de personas desplazadas de África, enfrenta numerosos desafíos, incluidos los efectos de la guerra en Ucrania, la alta inflación global y conflictos regionales. Además, Etiopía sufre la sequía más prolongada y grave jamás registrada, afectando la capacidad de muchos para cultivar, criar ganado y comprar alimentos, haciendo que la vida sea insostenible para muchos desplazados, especialmente en la región de somalí.
Huriya Mohammed, refugiada somalí, trabaja en las cooperativas agrícolas de Hilaweyn. Foto: © ACNUR/Tiksa Negeri.
En el campamento de Kakuma, Kenia, los agricultores refugiados cultivan hortalizas a través de una cooperativa que les permite obtener ingresos y alimentar a sus familias. Abdulaziz Lugazo, quien huyó de Somalia en 1990, preside esta cooperativa. Gracias al apoyo de ACNUR y el gobierno de Kenia, la cooperativa ha crecido significativamente. En 2016, un proyecto iniciado por ACNUR apoyó a 200 agricultores; hoy, 900 agricultores se benefician de 20 acres de tierras agrícolas, produciendo más de 28,000 toneladas al año. Este éxito ha permitido a los refugiados y a la comunidad de acogida trabajar juntos y contribuir a la economía local.
AbduAziz Lugazo preside la cooperativa de agricultores en Kakuma, Kenia. Foto: © ACNUR/Charity Nzomo
Este tipo de iniciativas son esenciales para crear oportunidades de empleo dignas y mejorar la inclusión financiera.
Las cooperativas no solo proporcionan empleo y servicios esenciales, sino que también promueven la paz y la estabilidad al reunir a personas de diferentes orígenes. En el contexto de crisis humanitarias, las cooperativas pueden ofrecer soluciones comunitarias efectivas, asegurando que los recursos se distribuyan de manera justa y que las personas puedan trabajar juntas para superar desafíos comunes.
En este Día Internacional de las Cooperativas, es crucial reconocer y apoyar el papel fundamental que las cooperativas desempeñan en la creación de un mundo más justo y sostenible para todos, especialmente para las personas refugiadas y las comunidades de acogida.
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