La violencia, los abusos sexuales, el reclutamiento de niños, la desaparición forzosa, la persecución y la violación de derechos humanos no son los únicos riesgos a...
La violencia, los abusos sexuales, el reclutamiento de niños, la desaparición forzosa, la persecución y la violación de derechos humanos no son los únicos riesgos a los que se enfrentan los cientos de miles de refugiados que cada año huyen de su hogar por culpa de la guerra. También están expuestos a numerosas enfermedades, entre ellas las de la piel.
En su trayecto hacia zonas seguras, muchas veces se exponen a condiciones climáticas adversas, como por ejemplo cuando el calor o la nieve ponen en riesgo su supervivencia y son obstáculos para acceder a la atención y acogida en campos o centros de registro.
Las enfermedades causadas por la desnutrición son las más visibles, sobre todo entre niños y ancianos. Sin embargo, no son las únicas. La excesiva exposición al ambiente supone el deterioro de la piel y de los tejidos que la conforman, aumentando el riesgo de sufrir quemaduras o incluso algunos tipos de cáncer.
Tanto el calor excesivo como el frío intenso son especialmente perjudiciales para la piel. En algunos campos de refugiados o centros de registro en los que trabaja el personal de ACNUR queda en evidencia el enorme daño que las condiciones climáticas adversas generan en las personas refugiadas.
¿De qué enfermedades de la piel estamos hablando exactamente? ¿Qué clase de anomalías se repiten en los refugiados tras permanecer muchas horas, días o incluso semanas en condiciones atmosféricas extremas? Veamos algunas:
Se trata de una lesión en la piel típica de personas que permanecen demasiadas horas expuestas al sol, como es el caso de los refugiados. Resulta importante valorarla y detectarla en fases tempranas, pues en muchos casos está considerada una lesión precancerosa.
También se origina tras una excesiva exposición al sol. En concreto, se trata de un eczema de piel que se mitiga sometiendo las partes afectadas a baños de agua fría.
Las placas rojas, las ampollas o los habones son algunas de las manifestaciones más visibles de las alergias solares. Cada persona reacciona de una forma distinta ante ellas. Suelen aparecer en la cara, el cuello, las manos y los brazos. En otros casos, las alergias también pueden ser una reacción provocada por la falta de servicios básicos o las condiciones de vida deficientes.
Es una de las enfermedades de la piel más graves. Además de la genética, en su desarrollo influyen factores como la edad de los refugiados, el tiempo de exposición a la luz solar o incluso las quemaduras. Se calcula que casi el 90% de los cánceres cutáneos se presentan en las zonas que han estado más expuestas al sol: brazos, cuello, manos, antebrazos y orejas.
ACNUR es testigo directo de las enfermedades que aquejan a la población refugiada, pues su personal se encarga del registro y la atención de quienes llegan a los campos o centros de registro para recibir atención inmediata. Además de las enfermedades de la piel, entre los refugiados son comunes los problemas de tipo respiratorio, la diarrea, las anomalías oculares y las fallas cardiovasculares, así como otros trastornos de larga duración como la diabetes y la hipertensión.
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