Esperanza en 2025: 7 historias de personas refugiadas que están cambiando el mundo Esperanza en 2025: 7 historias de personas refugiadas que están cambiando el mundo

Esperanza en 2025: 7 historias de personas refugiadas que están cambiando el mundo

9 de enero, 2025

Tiempo de lectura: 7 minutos

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Comenzar un nuevo año suele ser sinónimo de nuevas metas, deseos e ilusiones para el periodo que comienza. Desgraciadamente, en lo que a la situación actual del mundo se refiere, es complicado encontrar un atisbo de esperanza ante tanto horror. El año pasado se cerró con varias emergencias activas que, desgraciadamente, no parece que vayan a tener un final próximo. En 2024 se llegó a la devastadora cifra de más de 122,6 millones de personas desplazadas forzosamente de su hogar. Los conflictos, la violencia, los desastres naturales, la violación de derechos humanos… hacen que millones de personas tengan que huir de su casa en busca de un lugar seguro.

Pero en este comienzo de 2025, también queremos hablar de historias de esperanza, de vidas que a pesar de tenerlo todo en contra, han conseguido cambiar su destino para construir un futuro lleno de ilusión y, lo más importante, a salvo. Estas 7 historias demuestran que el ser humano tiene una gran capacidad de resiliencia y de superación, pero, también, de encontrar luz cuando todo parece oscuridad.

Cindy Ngamba hace historia en los Juegos Olímpicos

Foto: ICO/John Huet.

En 2024 se celebraron los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París y tanto el Equipo Olímpico como el Paralímpico de Refugiados fueron los más grandes de la historia y lograron enviar un mensaje de esperanza a millones de personas desplazadas del mundo.

Una de las personas que hicieron historia fue la boxeadora de Camerún, Cindy Ngamba, que se convirtió en la primera atleta del Equipo Olímpico de Refugiados en ganar una medalla en los Juegos Olímpicos. Tras huir de su país a los 11 años debido a la persecución que sufrió por su orientación sexual, se estableció en el Reino Unido, donde descubrió su pasión por el boxeo. A pesar de enfrentar desafíos como el acoso escolar y la barrera del idioma, Ngamba destacó en el deporte, llegando a ser tres veces campeona nacional inglesa.

En los Juegos Olímpicos de París 2024, Ngamba compitió en boxeo femenino en la categoría de hasta 75 kg. Venció a la canadiense Tammara Thibault en la primera ronda y a la francesa Davina Michel en los cuartos de final, ganando una medalla de bronce. Su logro representa un hito significativo para los atletas refugiados en el ámbito deportivo internacional.

Zakia Khudadadi y Guillaume Junior Atangana triunfan en los Juegos Paralímpicos

En los Juegos Paralímpicos de París, el Equipo Paralímpico de Refugiados también hizo historia y no solo por ser el más grande sino también porque dos de sus deportistas consiguieron medalla olímpica. Una de ellas fue Zakia Khudadadi, atleta afgana que tuvo que abandonar su país natal en agosto de 2021 con la llegada de los talibanes. Ahora reside y entrena taekwondo en París y 2023 llegó a ganar Campeonato Para europeo de Taekwondo en la categoría de 47 kg. En París 2024 obtuvo la medalla de bronce en taekwondo adaptado, logrando así la primera medalla para el Equipo Paralímpico de Refugiados.

El camerunés Guillaume Junior Atangana quería ser futbolista, pero cuando perdió la vista, empezó a practicar atletismo. Quedó cuarto en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 cuando compitió representando a Camerún, y en 2024 lo hizo para el Equipo de Refugiados. Ha rehecho su vida en Reino Unido y en París compitió junto a su guía Donard Ndim Nyamjua en las pruebas de 100 y 400 metros T11. Lograron ganar la medalla de bronce en los 400 metros T11, consolidando su triunfo contra todo pronóstico.

Regreso al hogar en República Centroafricana

Foto: © ACNUR/Insa Wawa Diatta.

El mayor deseo de una persona desplazada o refugiada es poder regresar a su hogar. Para lograrlo, se tienen que dar las condiciones adecuadas. Por suerte, para muchas personas refugiadas centroafricanas es un sueño que están haciendo realidad. Una de esas personas es Halimatou (la mujer de la derecha de la imagen). Sus últimos 10 años los ha vivido en el campo de refugiados de Timangolo (Camerún). Ella y su familia tuvieron que huir de República Centroafricana en medio de una escalada de violencia. Emprendieron un peligroso viaje a pie que duró tres meses. ACNUR los puso a salvo en Timangolo donde se ganaba la vida con la agricultura. Ella es un ejemplo de los miles de personas que han decidido volver voluntariamente a su país. Con el apoyo de ACNUR y ahora que la situación es más tranquila en su país, muchas personas como ella han emprendido este valiente viaje de regreso para reconstruir sus vidas y crear un futuro esperanzador en paz y con dignidad y así sanar, por fin, las cicatrices del pasado.

Emprendimiento en Georgia de una refugiada ucraniana

Foto: © ACNUR/Kakha Mshvidobadze.

Un programa de microcréditos y mentoría empresarial en Georgia está ayudando a refugiados ucranianos a establecer sus propios negocios, facilitando su autosuficiencia y contribuyendo a la comunidad local. Desde su inicio en 2022, más de 30 emprendedores ucranianos han recibido apoyo. Una de ellas fue Irina Dotsenko, una refugiada de 67 años de Járkov, que abrió el café "Like at Home" en Batumi, ofreciendo platos tradicionales ucranianos (como borsch, el holubsti y el deruny) y creando un espacio acogedor tanto para locales como para otras personas refugiadas. Irina describe el local como “el alma ucraniana en Georgia" y con él no solo quería acercar un trocito de su hogar a otro país sino también ofrecer trabajo a otras refugiadas de Ucrania para que puedan reconstruir sus vidas. Y es que a pesar de que los refugiados ucranianos en Georgia tienen acceso a servicios de salud y educación, encontrar empleo y vivienda asequible es un desafío. Irina ha conseguido crear un espacio de conexión y sanación tanto para sus compatriotas como para la comunidad local.

Argentina, un lugar de esperanza para una refugiada venezolana

Foto: © ACNUR/Markel Redondo

Abelis Carrillo, una ingeniera agrónoma venezolana, encontró una nueva oportunidad en Argentina tras verse obligada a abandonar su país en 2017 debido al deterioro económico y social. En Córdoba (Argentina), se unió a una empresa emergente que promueve la agricultura urbana sostenible mediante tecnologías avanzadas como la hidroponía y el biogás. Allí, Abelis supervisa la producción de microvegetales y hongos comestibles, contribuyendo a un modelo de producción alimentaria que minimiza el uso de recursos y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo en la lucha contra el cambio climático.

La integración de Abelis en este proyecto fue gracias a la iniciativa "Ciudades Solidarias" de ACNUR, que conecta a refugiados con empleadores locales. Además de su trabajo, Abelis participa en clases de baile tradicional venezolano, fortaleciendo su conexión con sus raíces culturales. Aunque extraña a su familia en Venezuela, considera a Argentina su nuevo hogar y aspira a obtener la nacionalidad argentina, reflejando su deseo de construir un futuro estable y próspero en el país que la acogió.

Empoderamiento de niñas y mujeres a través del deporte

Foto: © ACNUR/Antoine Tardy.

Khalida Popal, cofundadora y exjugadora del equipo nacional de fútbol femenino de Afganistán, utilizó el deporte como herramienta de activismo para empoderar a las mujeres en su país. A través del fútbol, rompió estereotipos y unió a las personas, independientemente de su idioma, religión u opiniones políticas. Sin embargo, las amenazas que recibió la obligaron a abandonar Afganistán y convertirse en refugiada en Europa, pero nunca renunció a su idea de empoderar a niñas y mujeres como ella. Desde su exilio, Khalida fundó la Organización Girl Power en Dinamarca, con el objetivo de ofrecer oportunidades a mujeres y niñas refugiadas de todo el mundo. La organización promueve el liderazgo y la inclusión social a través del deporte, brindando talleres y programas que fomentan la autonomía y la confianza en sí mismas de las participantes. Khalida ha demostrado la capacidad que tienen las niñas y mujeres afganas de enfrentarse a desafíos, liderar y cambiar el mundo.

Esperanza en el campo de refugiados de Azraq (Jordania)

Foto: © Prensa COI.

Él es Yahya Bassam Al Ghotany. Nació en Siria y, debido al conflicto en su país, se trasladó a una edad temprana a Jordania. En 2016, a los 14 años, se unió al Centro Humanitario de Taekwondo en el campamento de refugiados de Azraq, donde comenzó a entrenar en este deporte. Dos años después, alcanzó el cinturón negro y, en 2024, representó al Equipo Olímpico de Atletas Refugiados en los Juegos Olímpicos de París, destacándose como abanderado en la ceremonia de apertura. El Centro Humanitario de Taekwondo en Azraq ha sido fundamental en la vida de Yahya y otros jóvenes refugiados, brindándoles una plataforma para desarrollar habilidades deportivas y personales. Este centro, apoyado por la Fundación Humanitaria de Taekwondo y ACNUR, ofrece programas que fomentan la resiliencia y la integración social de los refugiados a través del deporte. Fomentar la fuerza física y mental y la cohesión social que permite el deporte transforma vidas en Jordania.

Estas son solo 7 historias, pero hay muchas más. Ojalá el 2025 nos deje muchos más testimonios como estos, en las que triunfa la esperanza, la resiliencia y la superación y que demuestran, una vez, la importancia de dar oportunidades a las personas refugiadas, protegerlas y ayudarlas para que tengan un presente y un futuro digno y seguro.

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