“No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”. Con esta frase histórica, Mahatma Gandhi sentenciaba uno de sus máximos valores y por lo que aú...
“No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”. Con esta frase histórica, Mahatma Gandhi sentenciaba uno de sus máximos valores y por lo que aún hoy es recordado: se puede luchar por ideales sin recurrir jamás a la violencia, bajo ningún motivo y desde ningún aspecto. Porque, como también decía este legendario líder indio, “ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego”, algo que resultó fundamental en la India de los años 50, contaminada por una escalada ininterrumpida de violencia entre diferentes etnias.
Según él, la debilidad y el miedo de los hombres a los ideales de los otros era el germen principal de la violencia y la causa por el empecinamiento en mostrar la fortaleza a través del derramamiento de sangre. Por eso que su legado continúa vigente en un mundo que sigue necesitando este tipo de mensajes de paz.
Gandhi fue uno de los precursores de la independencia de India en 1947 y actualmente está considerado en su país como uno de los héroes nacionales y un referente máximo de todas las revoluciones pacifistas que han proliferado alrededor del mundo.
Mohandas Karamchand Gandhi nació en la localidad de Porbandar, al noroeste de India, el 2 de octubre de 1869. Procedente de una familia rica, estudió derecho en la University College de Londres y, al acabar su carrera, se instaló en Sudáfrica, donde vivió y trabajó durante más de 20 años y pudo comprobar las injusticias que se cometían contra las poblaciones negra y e india de parte de la población blanca.
Al regresar a su país en 1915, decidió emprender un largo viaje por el interior de la India para informarse de la situación social. En su periplo, confirmó cómo el gobierno británico mantenía a la población local como ciudadanos de segunda y decidió impulsar una serie de medidas pacíficas de protesta para pedir la igualdad de derechos entre todos los habitantes del país, ya fueran de ascendencia india o británica.
A medida que pasaban los años y al ver que no se conseguían los resultados esperados con algunas medidas puntuales, las protestas se fueron articulando en torno a un creciente movimiento independentista indio, del cual Gandhi fue uno de los referentes principales. Por ese motivo fue detenido cuando tenía 70 años y permaneció dos años en la cárcel.
Su muerte llegó de manera trágica y un año después de que India consiguiera independizarse del Imperio Británico. Un grupo de radicales indios que no estaba de acuerdo con sus ideas lo asesinó un 30 de enero de 1948. Naciones Unidas decidió declarar el día de la muerte de Gandhi como el Día internacional de la Paz. Paradójicamente y tras cinco nominaciones, nunca le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz.
De todos los métodos de protesta ideados por Gandhi, quizás el más recordado es el de 1930, cuando emprendió un boicot contra la ley británica que obligaba a la población india a comprar sal importada producida en el Reino Unido en vez de permitir que la fabricara de manera local.
En señal de protesta, Gandhi organizó una marcha de 388 kilómetros hacia la costa oeste de Guyarat. Al llegar, todos los manifestantes recogieron sal en las orillas del mar Arábigo y la respuesta británica fue la encarcelación de más de 60.000 personas. Pero ya era tarde: esta reacción consiguió mucho más apoyo a la independencia india y Gandhi comenzó a ser conocido como el Mahatma, que en lengua sánscrita significa “gran alma” o “santo”.
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