Saifurahman y sus familiares estaban celebrando el nacimiento de una de sus nietas, Roqia, cuando poco después, unas repentinas y devastadoras inundaciones arrasaron con todo. En unas pocas horas, este agricultor afgano de 55 años, refugiado retornado, enterró a 11 familiares, entre ellos un hijo y tres nietos, incluida la pequeña Roqia. Murieron cuando el tejado de la casa familiar de tres habitaciones, en el pueblo de Charbagh, distrito de Surkrod, provincia de Nangarhar, se derrumbó por las fuertes lluvias y vientos.
Saifurahman, que regresó a Afganistán desde Pakistán hace casi una década, y sus vecinos excavaron desesperadamente entre los escombros con la esperanza de encontrar a sus familiares con vida.
“Hicimos todo lo que pudimos para intentar salvar vidas. Pero 11 personas murieron y tres resultaron heridas”.
Estas inundaciones son las segundas que sufre Afganistán en los últimos meses, ya que, en mayo y junio de este año, hubo otras fuertes lluvias que dejaron cientos de fallecidos, heridos y miles de casas, carreteras y edificios de todo tipo destruidos o dañados. Una vez más, el país vuelve a sufrir fuertes lluvias y vientos que han dejado devastadas amplias zonas del este y el centro. Según los informes, al menos 40 personas han muerto en estas últimas tormentas y más de 350 han resultado heridas.
Además, muchas de las zonas afectadas por las inundaciones, como Surkhrod, son distritos con un elevado número de refugiados retornados y afganos desplazados en los que ACNUR ha estado trabajando con sus socios para proporcionar protección y otros servicios esenciales.
Saifurahman con un trabajador de ACNUR que evalúa los daños.
Saifurahman se reunió con el personal de #WAW (Women for Afghan Women), socio de ACNUR, que se encuentra sobre el terreno evaluando las necesidades de las familias afectadas por las inundaciones en Nangarhar y otras zonas del este y centro de Afganistán, en el marco de una respuesta humanitaria interinstitucional.
A la complicada situación que vive el país se le unen estos desastres naturales que provocan destrucción a su paso. Saifurahman, padre de nueve hijos, no solo tiene que enfrentarse a la pérdida de sus familiares sino a la preocupación por el futuro. Su casa quedó dañada y es inhabitable y sus posesiones destruidas o arrastradas por las lluvias.
La historia de Saifurahman es solo una de las muchas que hay en un país como Afganistán. Cuando apenas tienen nada y lo pierden todo en unas pocas horas.
"Mi casa quedó destruida y ahora no tengo casa. No puedo reconstruirla, no me lo puedo permitir. Necesitamos ayuda. Necesitamos ropa".
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