Se acerca el invierno en el hemisferio norte del planeta y con su llegada empiezan a sumarse las necesidades que tienen miles de refugiados para soportar el frío intenso...
Se acerca el invierno en el hemisferio norte del planeta y con su llegada empiezan a sumarse las necesidades que tienen miles de refugiados para soportar el frío intenso en sus campamentos. Y que no siempre pueden estar cubiertas.
Porque los refugiados no tienen casa ni paredes en las que guarecerse. O si las tienen, son de lo más precarias. Por eso cuando las temperaturas bajan, sobre todo en la zona de Irak o de Siria y otras regiones, el riesgo para mucha gente de morir de hipotermia empieza a ser preocupante. Sobre todo, teniendo en cuenta que se enfrentan, en muchos casos, a temperaturas bajo cero.
Aquellos refugiados que emprenden la ruta de los Balcanes hacia el norte de Europa, sobre todo desde Grecia o Turquía, cada invierno se enfrentan a una ola de frío siberiano. Y muchos no cuentan con nada más que una lona de plástico para protegerse. Por eso las muertes por hipotermia en esta zona de los Balcanes pueden ser más habituales.
Se han dado casos de personas que han intentado cruzar el río Évros en pleno invierno y que han perecido en el intento. También se han registrado muertes a causa del frío en refugiados asentados en el este de Bulgaria, pasando la frontera con Turquía.
Las islas griegas de Lesbos y Sasmos también son focos de alta concentración de frío durante los inviernos, con miles de refugiados en serio riesgo de padecer hipotermia. En ambas zonas, así como en la península, ACNUR activa campañas de reparto de mantas y de ropa de invierno, además de iniciativas para la relocalización.
Hasta finales de mayo, ACNUR consiguió unas 25.213 plazas de alojamiento en un total de 4.419 apartamentos ubicados en 14 edificios, todos destinados a aquellos solicitantes de asilo y a los refugiados que se encontraban en mayor situación de vulnerabilidad.
Estas plazas se han conseguido tanto en la península como en las islas.
En 2012, Najat y Khaled tuvieron que huir de Siria para proteger a su familia. Se fueron sólo con lo puesto, de tal manera que cuando les tocó vivir el primer invierno en Bekaa, en Líbano, sufrieron los embates de las bajas temperaturas. Ellos fueron una de las tantas familias en recibir la ayuda de ACNUR para acceder al combustible que necesitaban para calentar su hogar y a una chapa protectora que deben renovar cada invierno.
En la zona del valle de Bekaa en Líbano hay más de 148.000 refugiados sirios, distribuidos en 3.000 asentamientos informales. Las temperaturas en la región durante el invierno pueden llegar a los -7°C, por lo que la ayuda de ACNUR para que los refugiados puedan acceder a ropa de invierno y a calefacción es fundamental. Watfa, una madre siria que vive allí con su esposo y sus cinco hijos, también accedió a esta ayuda y consiguió proteger a toda su familia de la hipotermia.
Al norte de Jordania, en las afueras de Mafraq, cientos de familias sirias como la de Hilal se preparan para recibir un invierno que suele ser muy duro en la región. En esta franja jordana es donde se concentra la mayor cantidad de refugiados sirios que hay en el país.
Hilal vive con su familia en una casa precaria de hormigón sin puertas, a la que trata de proteger con lonas de plástico y sábanas, además de un calentador con el que tratan de mantenerse calientes.
Si bien ACNUR mantiene un programa sostenido de ayudas en todas estas regiones en las que el invierno pone en riesgo la vida de miles de refugiados, tu ayuda es fundamental para que todas estas familias continúen recibiendo el apoyo vital que necesitan.
Para ellos, es cuestión de vida o muerte acceder a refugios en condiciones, con puertas, ventanas y cerramientos que impidan el paso del frío y de las temperaturas bajo cero. Y también a mantas y estufas para mantenerse calientes y poder pasar el invierno en condiciones dignas y seguras.
Según elPlan de Invierno 2019-2020 de ACNUR, se estima que hay alrededor de 10 millones de personas desplazadas y refugiadas procedentes de Siria y de Irak que están actualmente en diferentes regiones de Egipto, Irán, Jordania, El Líbano y Siria. De esta cantidad se estima que 3,88 millones necesitarán de ayuda inmediata para afrontar el crudo invierno que se avecina.