Ubicado a medio camino entre Europa y Asia, en el norte de la región que llamamos Oriente Próximo, se abre camino el que está considerado el lago má...
Ubicado a medio camino entre Europa y Asia, en el norte de la región que llamamos Oriente Próximo, se abre camino el que está considerado el lago más grande del mundo: el mar Caspio, que tiene un área de 371 kilómetros cuadrados (más de la mitad de lo que ocupa el territorio actual de España).
Su profundidad media es de 170 metros, aunque en algunas zonas alcanza los 1.000 metros. Cinco países tienen acceso a esta cuenca hidrográfica, a la que además llegan varios ríos importantes de la región, entre ellos el Volga.
Los especialistas creen que tuvo un origen oceánico, al igual que el mar Negro, y que en una etapa posterior de la evolución de la Tierra se apartó del mar Mediterráneo hasta adquirir entidad propia. Sin embargo, aún hoy se aprecian restos de ese origen tanto en las propiedades del agua como en las características geológicas.
Se calcula que el mar Caspio tiene cerca de 30 millones de años. Desde la Antigüedad ha sido testigo del desarrollo, el auge y el declive de grandes civilizaciones a lo largo de la historia de la humanidad y ha visto crecer en sus costas importantes ciudades de los pueblos persas, asirios, arameos, griegos y romanos, entre otros.
En un principio fue conocido como el océano Hircano, nombre que tomó de un pueblo que vivía en su orilla suroeste: los hircanos. Sin embargo, con la llegada de los romanos a la zona recibió la denominación actual.
Desde entonces ha sido no solo un sitio de paso y de confluencia de varias culturas, sino también una fuente de recursos minerales, que han sido descubiertos con el paso del tiempo, entre ellos el gas natural y el petróleo.
Hasta principios de los años 90 del siglo pasado solo dos países, Rusia e Irán, tenían salida al mar Caspio. Sin embargo, tras la caída de la Unión Soviética y la aparición de nuevas repúblicas en la zona, otros tres países se han sumado a la soberanía de esta cuenca hídrica: Turkmenistán, Kazajistán y Azerbaiyán.
Si bien el mar Caspio es una fuente hídrica propicia para la pesca y el turismo, en el panorama actual se lo conoce sobre todo por sus grandes reservas de petróleo y gas natural, muchas de las cuales se han encontrado en los últimos años.
Tanto es así, que muchos expertos consideran que esta cuenca hídrica desempeña un papel determinante en el equilibrio energético mundial.
Se habla incluso de un boom energético en la zona gracias a las riquezas minerales del mar Caspio. Las reservas de petróleo de los cinco países que comparten sus costas se han multiplicado por cinco en los últimos 15 años.
Datos oficiales señalan que, por ejemplo, en el año 1998 las reservas de este mineral asentadas en esta cuenca hídrica representaban el 0,7% de la producción mundial; sin embargo, ahora dicho porcentaje es el 2,3%.
Hannah Arendt hablaba de dos momentos cruciales en los años que sucedieron al fin de la Segunda Guerra Mundial: la abolición del derecho a asilo de muchos paí...
“No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”. Con esta frase histórica, Mahatma Gandhi sentenciaba uno de sus máximos valores y por lo que aú...