Los últimos 100 años han supuesto un avance extraordinario en la extensión de los derechos humanos y, particularmente, en lo referente a la libertad de las mujeres en casi...
Los últimos 100 años han supuesto un avance extraordinario en la extensión de los derechos humanos y, particularmente, en lo referente a la libertad de las mujeres en casi todo el planeta. Sin embargo, bien entrado el siglo XXI, sorprende ver la pervivencia de prácticas completamente contradictorias con el cumplimiento de los derechos más elementales, como el matrimonio forzado.
Las cifras son alarmantes y muestran a simple vista la gravedad de una situación escasamente conocida por el gran público. 14,2 millones de niñas son obligadas anualmente a contraer matrimonio a temprana edad, 39.000 al día. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), más de 140 millones de niñas menores de 18 años contraerán matrimonio entre 2011 y 2020. 50 millones de ellas tendrán menos de 15 años.
“El matrimonio infantil es una horrible violación de los derechos humanos y priva a las niñas de educación, salud y perspectivas a largo plazo”, declara Babatunde Osotimehin, director ejecutivo del FNUAP. “Una niña desposada a edad temprana no alcanzará su potencial. Ya que muchos padres y comunidades también quieren lo mejor para sus hijas, debemos trabajar juntos y poner fin a los matrimonios infantiles”.
En grupos particularmente vulnerables, como los refugiados, el matrimonio forzado es otro lastre con el que las mujeres cargarán todas sus vidas y que hará casi imposible que puedan tener autonomía económica en el futuro.
Omaima es una joven refugiada siria que, con apenas 15 años, ya tiene una larga trayectoria en la lucha por la educación de las niñas del campo de refugiados de Zaatari, en Jordania. Al poco de llegar al campo en 2012, se percató de que muchas de sus amigas dejaban la escuela para casarse antes de la mayoría de edad. Aunque el matrimonio entre menores de 18 años es ilegal según la ley jordana, la sharia o ley islámica puede autorizar matrimonios con menores de hasta 15 años.
Cuando Omaima vio cómo su mejor amiga se casaba antes de cumplir los 14, se decidió a ayudar para que esto cambie y luchar contra el matrimonio infantil. “Mi amiga era una de las mejores estudiantes de la clase, no quería casarse, pero sus padres pensaban que era la mejor opción para ella”, recuerda Omaima.
Ahora Omaima realiza talleres con los padres y las chicas adolescentes, a las que enseña dibujo e interpretación para concienciarles sobre los perjuicios del matrimonio infantil. “Las chicas de mi país han perdido su futuro o está destruido. Es algo que no puedo aceptar”, explica Omaima.
Níger, República Centroafricana y Chad lideran la lista de países con mayores tasas de matrimonios infantiles en el planeta, con en torno a un 70% de bodas en las que la esposa es una niña menor de edad. En estos países, la pobreza extrema y la falta de oportunidades para subsistir, entre otras causas, provocan matrimonio forzado antes de la edad marcada por la legislación.
Cuando la nigerina Balkissa Chaibou era pequeña, soñaba con ser médico, “cuidar de las personas y usar la bata blanca”, como ella misma recuerda. Sin embargo, el destino le deparaba una vida muy diferente. Cuando su familia trató de casarla con su propio primo, algo que la obligaría a dejar los estudios, decidió tomar la valiente decisión de resistirse.
Tras ser amenazada de muerte por su tío, el padre de su prometido, se escondió en un refugio de mujeres. Finalmente, gracias a la acción de la justicia y el apoyo que finalmente recibió de sus padres, Balkissa pudo ganarse su libertad. Ahora afronta con responsabilidad su futuro y se prepara para iniciar su sueño y estudiar medicina: "Sé que la esperanza de mi familia está en mis hombros. Todo el mundo cuenta conmigo. Cada uno tiene sus ojos en mí".
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