Moldavia es una de las repúblicas que se independizó de la Unión Soviética a inicios de los años 90 del siglo pasado y que, a día...
Moldavia es una de las repúblicas que se independizó de la Unión Soviética a inicios de los años 90 del siglo pasado y que, a día de hoy, completa algo más de dos décadas y media de república independiente. Está ubicada en el extremo este de Europa, entre dos de las potencias de la zona, Ucrania y Rumanía.
Sin embargo, el camino que ha seguido desde entonces este pequeño país no ha sido el que muchos de sus 3,6 millones de habitantes esperaban. Actualmente, es uno de los estados con mayores índices de pobreza en Europa.
La Moldavia del siglo XXI afronta graves problemas sociales, económicos e incluso culturales, entre otros motivos, porque la franja este de su territorio, la que está a orillas del río Dniéster, está bajo el control del Gobierno separatista de Transnistria desde 1992, tan solo un año más tarde de la ruptura del país con la antigua URSS.
Algunos datos oficiales dan cuenta de la pobreza en Moldavia. El Banco Mundial calcula que cerca del 41% de su población vive con menos de 5 € al día, la cifra más baja entre las de todos los Estados del continente europeo.
Gran parte de su territorio, que en el pasado formó parte de lo que ahora es Rumanía, está dedicado a la agricultura y la ganadería, aunque su fuerza laboral, calculada en 1,6 millones de personas, no cuenta con los medios suficientes para su supervivencia. De hecho, se estima que en algunas zonas el desempleo alcanza el 81%.
Su renta per cápita es de aproximadamente 4,7 dólares, un dato que no solo la sitúa en el sótano de este tipo de medición, sino que, a la vez, hace aún más visible la distancia que la separa de los otros países con peores registros en la clasificación, como por ejemplo Kosovo (8,74), Ucrania (8,78) y Albania (10.48).
A esta situación de desigualdad y pobreza en Moldavia se suma un factor que desde principios de los años 90 del siglo pasado ha impedido que la nueva república se consolide como una nación próspera, igualitaria y sostenible.
Se trata del conflicto territorial que se vive en la franja de Transnistria, al oriente del país, la cual está gobernada por un partido que reclama la independencia del Gobierno de Chisinau, y que en esas dos largas décadas ha incrementado aún más las diferencias que ya existían entre los habitantes de este pequeño país.
La mayoría de moldavos son de origen rumano, aunque otros tienen raíces ucranianas. Esto ha provocado que en los años de república aún no se consolide una identidad en el sentido estricto de la palabra y que haya serios enfrentamientos políticos entre quienes desean la integración con la Unión Europea y otros que prefieren mirar más a Moscú.
Moldavia aún no forma parte de la UE, pero en los últimos años ha dado varios pasos que permiten vaticinar que más temprano que tarde ingresará en el grupo de los Estados miembros. Por ejemplo, en 2013 firmó un acuerdo de asociación con Bruselas para estrechar aún más sus lazos comerciales.