Las guerras siguen obligando a miles de personas a huir de sus hogares. Hacer frente al invierno, tras verse obligado a huir de su hogar, es una amenaza más a superar. Aunque todavía queda semanas para la llegada de la estación más dura del año, ACNUR, ya está preparando todo el material de ayuda necesario para las personas refugiadas.
Y es que mientras en muchas partes del mundo las temperaturas comienzan a descender, para millones de personas desplazadas y refugiadas el invierno no es solo una estación más: es una amenaza que pone en riesgo su vida.
A pesar de que todavía quedan semanas para que las condiciones sean más extremas, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ya está actuando. Desde el terreno, sus equipos trabajan contra reloj para repartir ayuda esencial y proteger a las familias más vulnerables. ACNUR lleva a cabo:
A medida que el invierno se intensifica, también lo hace una preocupante realidad: la financiación humanitaria global está cayendo en picado. Si ACNUR no recibe nuevos fondos a tiempo, su capacidad para brindar asistencia se verá gravemente limitada. Eso significa más familias expuestas al frío, más niños enfermos y más vidas en riesgo.
Los equipos de ACNUR sobre el terreno lo ven cada día: personas que vuelven a sus países de origen y se encuentran con hogares en ruinas, familias refugiadas que solo desean un futuro seguro para sus hijos, y comunidades enteras que, tras años de conflicto, enfrentan ahora un invierno más sin refugio adecuado. Ninguna persona debería afrontar el invierno sola después de haberse visto obligada a dejar todo atrás y huir de su hogar.
En países como Afganistán, Pakistán, Siria, Jordania, Líbano, Ucrania y Moldavia, las consecuencias de la guerra y la violencia siguen forzando a miles de personas a huir de sus hogares. Muchas han perdido todo: sus casas, sus pertenencias, su seguridad… y ahora se enfrentan al invierno sin un techo adecuado, sin calefacción, sin ropa de abrigo.
En Afganistán y Siria, quienes regresan a su país, ya sea por obligación o porque albergan esperanzas para sus familias, se encuentran con una patria devastada y hogares dañados por años de guerra y combates.
Tras ser desplazadas por constantes ataques y tres años de guerra, las personas en Ucrania han visto sus vidas y sueños destrozados, y necesitan protección, seguridad y refugio.
En Moldavia, Jordania y Líbano, las personas refugiadas que viven allí tienen la esperanza de regresar a casa algún día y construir un futuro para sus familias, pero su preocupación inmediata es sobrevivir el invierno.
El invierno puede ser cruel, pero no tiene por qué ser devastador para las familias desplazadas y refugiadas si reciben la ayuda que necesitan.