Potabilizar agua de mar se ha planteado desde hace años como una alternativa a la escasez de agua en el mundo, especialmente en zonas castigadas por la ausencia de...
Potabilizar agua de mar se ha planteado desde hace años como una alternativa a la escasez de agua en el mundo, especialmente en zonas castigadas por la ausencia de recursos básicos, la pobreza, las guerras o las emergencias ambientales.
Sin embargo, pese a los avances tecnológicos que se han puesto al servicio de este tipo de iniciativas, este proceso no acaba de convertirse en una opción viable y sostenible a corto, medio o largo plazo. ¿Qué ha sucedido? ¿Cuáles son los principales obstáculos?
Más del 97% del agua que existe en el planeta es salada y se encuentra en los océanos, ríos, lagos y otras fuentes hídricas. Tan solo el 2,5% es dulce, es decir, apta para el consumo humano. Además, una buena parte de ella se encuentra en lugares de difícil acceso como, por ejemplo, los polos o los glaciares.
Esto nos obliga a gestionar muy bien las fuentes de agua dulce de las que disponemos en la actualidad y a buscar nuevas alternativas para el abastecimiento de este recurso, sobre todo si tenemos en cuenta que, según la Organización Mundial de la Salud, la población del mundo ha aumentado en más de 2.000 millones.
Potabilizar el agua de mar es un proceso químico que consiste en eliminar las sales del agua y hacerla apta para el consumo humano, lo cual supone un elevado gasto de energía en las plantas de tratamiento y la generación de residuos que pueden poner en peligro numerosas especies animales y vegetales.
Aunque la producción de agua de mar desalinizada es de unos 24 millones de metros cúbicos diarios, actualmente se trabaja en el diseño y la construcción de plantas mucho más eficientes y menos contaminantes que las que se encuentran en funcionamiento.
La prioridad de ACNUR es trabajar por el bienestar de las personas refugiadas, que depende, entre otros factores, del acceso a servicios básicos para su supervivencia como el agua potable. Veamos algunas de estas iniciativas:
Los refugiados colombianos que viven en la población de Pampanal, en el norte de Ecuador, disfrutan por primera vez de agua potable en sus casas. ACNUR y las autoridades municipales han instalado tanques de recolección en cada una de las viviendas para aprovechar la lluvia y convertirla en agua de uso diario. Para optimizar este sistema, también se han instalado canaletas en los techos de las casas para facilitar la caída del agua directamente a los tanques.
Los refugiados sursudaneses que decidieron volver a Amadi, su aldea nativa, se toparon con una dificultad mayúscula: tras los combates que tuvieron lugar allí, del pueblo original no quedó ni el acueducto. Sin embargo, la asociación Across y ACNUR lideraron la construcción de varios pozos de agua alternativos, dado que, además, los cadáveres habían contaminado las fuentes hídricas habituales. Las familias retornadas cuentan ahora con pozos que les permiten satisfacer la demanda diaria de agua dulce y les proporcionan una mejor calidad de vida.
Potabilizar agua de mar podría ser una solución eficaz para garantizar el acceso a este recurso de cientos de miles de personas en el mundo. Sin embargo, antes de hacerlo es necesario avanzar en el diseño de procesos de desalinización menos contaminantes que los que conocemos en la actualidad.
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