Situado en África occidental y limitando con Guinea-Bisáu, Senegal, Malí, Costa de Marfil, Liberia y Sierra Leona, Guinea es un país con una gran riqueza de recursos naturales...
Situado en África occidental y limitando con Guinea-Bisáu, Senegal, Malí, Costa de Marfil, Liberia y Sierra Leona, Guinea es un país con una gran riqueza de recursos naturales y con la mayoría de su población bajo la pobreza. Y donde los conflictos armados propios se suman a otros ocurridos en países vecinos, generando desplazamientos forzados de miles de personas.
De acuerdo a la última actualización de la ONU del 31 de octubre de 2020, existían en Guinea un total de 87 solicitantes de asilo y de 5.482 refugiados. La gran mayoría de población refugiada proviene de Costa de Marfil (4.164), seguido por Sierra Leona (801) y Liberia (324). El Gobierno de Guinea ha otorgado acceso humanitario a la población que huye de la violencia en Costa de Marfil y ha brindado asistencia para los solicitantes de asilo marfileños recién llegados.
En África occidental y central existen al menos 700.000 personas en situación de apatridia y bajo una vulnerabilidad muy grande, en un contexto de movimientos mixtos de personas que transitan rutas peligrosas huyendo de la violencia en sus respectivos países. La situación de pandemia aumenta más el riesgo y la vulnerabilidad de todas aquellas personas que huyen de sus hogares.
Como ha sucedido en casi todo el mundo, África occidental se ha visto muy afectada en lo que respecta al aumento del número de infectados por el COVID-19. La segunda ola de contagios en la región se inició alrededor de octubre de 2020 y se extendió hasta finales de año, lo que obligó a que los gobiernos locales iniciaran una campaña de prevención integral y de nuevas medidas de confinamiento, siempre con el apoyo de ACNUR.
Con sólo 15 años, Patrick Sumaine tuvo que huir de su aldea de Changioni, en Liberia, a causa del conflicto armado interno que teñía de sangre a su país. Durante siete años vivió en el campo de refugiados de Nyahedu, en Guinea Conakry, donde a través de ACNUR pudo continuar con sus estudios y tener un alojamiento seguro. Después volvió a su país y se casó con Mary, una antigua conocida. Lamentablemente, el matrimonio tuvo que volver a abandonar Liberia para instalarse en Sierra Leona.
El pescador Joseph tuvo un retorno más feliz a Liberia, tras pasar casi 20 años como refugiado en Guinea y sin saber prácticamente nada de su familia en todo ese periodo. A los 55 años pudo regresar a su país y reencontrase con su familia, que logró sobrevivir al brutal ataque que sufrió su aldea y que fue la causa del exilio de Joseph.
Casos como los de Patrick y Joseph se multiplican a lo ancho de Guinea y no solo procedentes de Liberia sino de otros países africanos que encuentran en esta región un poco de oxígeno tras el agobio de sortear la muerte.