La solidaridad, el valor que nos hace humanos La solidaridad, el valor que nos hace humanos

La solidaridad, el valor que nos hace humanos

La solidaridad es un valor que se manifiesta cuando nos adherimos a la causa o empresa de otros, haciendo que compartamos los mismos objetivos durante un periodo de tiempo. En...

7 de marzo, 2019

Tiempo de lectura: 4 minutos

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La solidaridad es un valor que se manifiesta cuando nos adherimos a la causa o empresa de otros, haciendo que compartamos los mismos objetivos durante un periodo de tiempo. En cierto modo, nos convertimos en individuos que conforman un mismo grupo y tienen los mismos intereses, lo que nos permite sumar nuestras energías y alcanzar metas que nunca habríamos conseguido individualmente. Es un valor que nos hace humanos.

Nuestro día a día está plagado de ejemplos de solidaridad en mayor o menor grado, muestras de un valor que, en ocasiones, tiene la capacidad de cambiar la vida de las personas que lo practican y lo reciben.

En ocasiones, encontramos ejemplos que se salen de lo cotidiano por el sacrificio que conllevan o porque las personas que suelen ser receptoras de la solidaridad se convierten en ejemplos de solidaridad hacia otros. Los siguientes casos reales están protagonizados por personas refugiadas y demuestran que la solidaridad es siempre un proceso bidireccional en el que el receptor puede convertirse en el emisor de la misma:                

Desplazados que acogen a venezolanos en Colombia

Alvis y Marnellis tuvieron que abandonar su hogar hace 15 años a causa del conflicto armado interno de Colombia. Se reasentaron en una comunidad junto a la frontera venezolana llamada Las Delicias y allí construyeron su nueva vivienda con sus propias manos.

Ahora, han decidido abrir las puertas de su hogar a refugiados venezolanos que buscan reconstruir sus vidas tal y como ellos hicieron hace más de una década. Ahora acogen a 12 venezolanos que no les pagan ningún alquiler, aunque les echan una mano con las labores domésticas.

“Pasamos por momentos como han pasado ellos, lo que es la necesidad, pasamos hambre aquí”, recuerda Marinellis. “Al ver que nosotros pasamos por eso, ellos también lo están pasando, les dimos ese apoyo”.

Las 23 familias que forman la comunidad de Las Delicias, muchas de ellas desplazadas internas, acogen actualmente a 130 venezolanos.   

El salvacostas que cruzó el Mediterráneo en un bote

Cuando en el verano de 2018 unos devastadores incendios arrasaron la región griega de Ática, los supervivientes huyeron hacia la única salida que les dejaron las llamas: el mar. Los primeros en llegar al lugar fueron los salvacostas voluntarios de la organización Lifeguard Hellas entre los que se encontraba Obada “Ibo” Al-Nassar.

Entrenado como salvacostas en su país natal, Siria, Ibo tuvo que tomar la misma decisión que los supervivientes del incendio de Ática, huir hacia el mar para sobrevivir. En su travesía hacia la isla de Lesbos, su bote comenzó a hundirse y logró sobrevivir gracias a la intervención de un barco pesquero.

Fue entonces enviado al asentamiento de Moria, que recuerda como “un infierno”, pero donde logró entrar en contacto con otros salvacostas voluntarios. Entre ellos estaba Spiros, que operaba en Lesbos con Lifeguard Hellas y le ayudó a integrarse en la organización.

Ahora Spiros salva vidas en el mar de la misma forma que alguien salvó la suya mientras lucha día a día por construir su nueva vida en Grecia.

Un veterano de la II Guerra Mundial en defensa de los refugiados

Hasta el final de su larga vida de 95 años, Harry Leslie Smith se dedicó a defender los derechos de las personas que no tenían voz, convirtiendo toda su vida en un ejemplo de solidaridad. Tras combatir en la II Guerra Mundial, este británico quedó marcado por las caras de las personas que huían, dejando atrás toda su vida y avanzando hacia un futuro oscuro e incierto.

“Había una oleada de cientos de miles de refugiados yendo hacia el sur. Aún puedo verlos, una absoluta pena”, declaraba un Smith emocionado en una entrevista poco antes de su fallecimiento. “Estaban hambrientos. Cuando era posible, parábamos y les dábamos los excedentes de suministros que llevásemos en los camiones y les aseguramos que estarían a salvo. Creo que fue la primera vez que vi un brillo de esperanza en sus caras”.   

Desde entonces Smith dedicó su vida a defender la causa de los refugiados. A través de libros, artículos, conferencias y, en los últimos años, en Twitter, este veterano de guerra logró mantenerse vital y apasionado en su causa hasta el final de sus días, convirtiéndose en un ejemplo para todos.

 

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