Violencia contra la mujer: un problema que no cesa

El 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha para reflexionar sobre una de las formas de violencia más extendida en todo el planeta.

La violencia contra la mujer se manifiesta en diferentes aspectos, desde la violencia doméstica por el maltrato físico o psicológico, violación o femicidio por parte del compañero sentimental hasta la violencia sexual extendida, la trata de personas, la mutilación genital y el matrimonio infantil.

En 1993, la Asamblea General de Naciones Unidas publicó un documento con la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, donde establece todos estos principios mencionados para que sean tenidos en cuenta dentro del concepto de la violencia contra la mujer.

La importancia del documento no solo está en la definición concreta del problema para concienciar a la población a nivel global, sino también en que incluye como violencia contra la mujer no solo el acto consumado sino la amenaza del mismo. Y centrándose tanto en los daños y sufrimientos físicos como psicológicos para las víctimas.

El origen de que se haya puesto el 25 de noviembre como una fecha mundial para alertar sobre la violencia contra la mujer surge como un homenaje a las hermanas Mirabal, tres activistas de la República Dominicana que fueron asesinadas durante la dictadura de Rafael Trujillo.

Una fecha para ponerse en acción

Actualmente en el mundo, según datos de ACNUR, cada 3 segundos una niña es obligada a casarse, 1 de cada 3 mujeres ha sufrido algún tipo de violencia sexual o psicológica, 3 millones de niñas al año son víctimas de la ablación y el 71% de las víctimas de la trata de personas son mujeres o niñas.

Datos alarmantes que hacen de este 25 de noviembre una fecha no sólo para que la humanidad entera tome conciencia sino también para aplicar acciones concretas destinadas a eliminar la violencia contra la mujer.

Desde ACNUR se trabaja por la creación de leyes en diferentes países que protejan a las mujeres de la violencia en todos sus aspectos. También, por la promoción de espacios laborales para las mujeres en países como Burkina Faso o Egipto, donde en muchos casos suelen estar relegadas de los puestos de trabajo.

Y también asistencia psicológica en campos de refugiados, además de ayudarles a la necesaria asistencia médica y asesoría legal.

La violencia contra la mujer refugiada

Casi la mitad de la población refugiada en el planeta es femenina y desde ACNUR se pone especial énfasis en la protección de estas mujeres porque constituyen, junto con el de los niños, el otro segmento de población más vulnerable.

Los ataques de Boko Haram en la población femenina de los países en torno al Lago Chad no se detiene y todas aquellas mujeres que se encuentren en situación de refugiadas o de desplazamiento forzoso en Nigeria, Níger, Chad y Camerún están en riesgo.

Desde su fundación en 2002, Boko Haram ha perpetuado miles de actos de violación, asesinatos, secuestros, matrimonios forzados y otros tipos de violencia contra la mujer en esta zona de África. Quizás el hecho más impactante siga siendo el secuestro durante 2014 de 276 niñas en la localidad de Chibok, de las cuales menos de la mitad pudieron escapar y el resto sigue en paradero desconocido.

Otra región en la que la violencia contra la mujer es preocupante es en la República Democrática del Congo, donde hay más de 4,5 millones de desplazados internos. Según ACNUR, hay más de 880.000 refugiados y solicitantes de asilo congoleños de los cuales cerca del 50% son mujeres. La violencia contra la mujer en este país africano se manifiesta en secuestros y violaciones de niñas por parte de grupos armados y en casos de matrimonio infantil.