Hay 10 millones de niñas y niños refugiados en edad escolar. Casi la mitad de ellos no están escolarizados. La educación es fundamental para que puedan reconstruir su vida. En su informe sobre la educación de la población refugiada de este año, ACNUR hace hincapié en la importancia de una educación inclusiva.

¿Qué significa “educación inclusiva”?
La educación inclusiva resulta fundamental desde el comienzo de las emergencias humanitarias hasta en situaciones prolongadas de desplazamiento. Incluir a las personas refugiadas en los sistemas nacionales de educación es el único modo sostenible de abordar tanto sus propias necesidades educativas como las de las comunidades de acogida.
La población refugiada tiene derecho a recibir una educación de calidad. Los sistemas educativos nacionales deben encontrar un lugar para niños y jóvenes que se han visto obligados a huir. Cuando a una persona que lo ha perdido todo recibe educación, se le proporciona también la oportunidad de reconstruir su vida y de mejorar la vida de las personas que le rodean.
La educación inclusiva es aquella que es accesible para todas las personas. Significa contar con la infraestructura necesaria, como aulas equipadas, instalaciones de saneamiento e higiene, profesorado, material escolar, libros de texto adecuados y pertinentes, acceso a exámenes y certificaciones y eliminación de la brecha digital que afecta a los refugiados.
El acceso a la educación, una carrera de obstáculos
La falta de financiación es un obstáculo importante para que la población desplazada acceda a la educación. Muchos niños y niñas refugiados no tienen una escuela a la que ir. Otros deben caminar muchos kilómetros para llegar a ella. A veces, simplemente, no pueden comprar los libros ni el material escolar necesarios, o tienen que elegir entre ir al colegio, comer o tener un techo.