Mujeres sirias: madres e hijos separados por la guerra Mujeres sirias: madres e hijos separados por la guerra

Mujeres sirias: madres e hijos separados por la guerra

19 de diciembre, 2016

Tiempo de lectura: 3 minutos

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Dejar atrás a sus hijos, un drama para muchas mujeres sirias

Manal trabajaba en el Ministerio de Justicia en Siria cuando estalló la guerra. Su casa fue destruida por las bombas y recibió amenazas de los rebeldes sirios. Después de que un juez fuese asesinado se dio cuenta de que su vida estaba en peligro.

Tenía muy poco tiempo y dinero, por lo que planeó marcharse sola creyendo que sus tres hijos, de 8, 13 y 18 años, podrían ir poco después.

En diciembre de 2014 llegó a Dinamarca, pero sus problemas no habían hecho más que empezar. Necesitaba llevar allí 3 años para que sus hijos pudieran llegar por reunificación familiar. 3 años en medio de la guerra en Siria y la idea de un peligroso viaje hasta Europa por su propia cuenta eran demasiado riesgo.

Mujeres sirias, madre e hijas separadas por la guerra en Siria

Desesperada, Manal acudió a traficantes de personas para traer a su familia lo antes posible. El viaje comenzó en octubre de 2015 y podría contactar con su hija mayor, Sarah, por Internet durante el camino. En Europa era otoño y Manal sabía que el viaje sería frío y peligroso.

El 30 de octubre, Sarah le escribió que habían encontrado alguien que les llevase a Turquía y desde allí hasta Grecia. Cruzar el Mediterráneo desde Turquía a la isla griega de Lesbos supone pocas horas, por lo que Manal se alegró cuando su hija le dijo que habían alcanzado la costa.

A la mañana siguiente, la mujer siria vio en las noticias que un barco que iba de Turquía a Lesbos había naufragado: era la lancha en la que estaban sus hijos.

En ese momento, su mundo se vino abajo viendo la cantidad de hombres, mujeres y niños que se habían ahogado. Sola, en el centro de asilo y retorciéndose del sentimiento de culpa, quedó paralizada.

Naufragio en el Mediterráneo: la angustia de una madre siria esperando a sus hijos

Manal comenzó a buscar fotos de quienes se habían ahogado en el mar, buscando las caras de sus hijos. El cuarto día, encontró una foto de un niño ahogado que se parecía a Karam, su hijo de 8 años: el mismo pelo rizado, los mismos ojos y la misma expresión de inocencia. Aunque la foto estaba algo borrosa podía ser él. “¿Qué sentido tiene la vida si tus hijos han muerto?”, se preguntó.

Entonces, un mensaje llegó a la cuenta de Facebook de Manal desde una cuenta desconocida: “Tus hijos están vivos. Están en Turquía”. Un pescador les había salvado de ahogarse en el mar y los había llevado a la isla turca de Cunda. Allí, fueron llevados a prisión con la misma ropa empapada con la que habían naufragado. Pero estaban vivos y juntos, y a los 10 días fueron liberados.

Dado que quedarse en Turquía o volver a Siria no era una opción, los tres hermanos decidieron seguir el viaje. A pesar del miedo de Manal, alcanzaron la isla de Lesbos y, desde Grecia, siguieron hasta los Balcanes. En noviembre de 2015, se reencontraron con su madre en, después de más de un año separados.

Manal y su familia esperan la reunificación familiar

Ahora llevan 11 meses en Dinamarca, aunque la reunificación familiar aún está pendiente. Las autoridades han vuelto a separarles llevando a sus hijos a un centro de asilo a más de una hora de su madre.

El precio y el tiempo del tren y los dos autobuses que tiene que coger para ver a sus hijos, compaginándolo con su trabajo hace imposible poder verlos cada día. Pero ahora están a salvo y juntos, esperando que nunca se repita su trágica historia. “Nadie debería cruzar el mar y arriesgar su vida para juntarse con su familia”, dicen convencidos.

Ésta es sólo una de las historias de miles de mujeres sirias refugiadas que han tenido que enfrentarse a decisiones imposibles.

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