El primer Informe de Indicadores del Pacto Mundial sobre Refugiados, que abarca el periodo de 2016 a 2021, hace un balance del progreso hacia los cuatro objetivos definidos en el Marco de Respuesta Integral para los Refugiados, recogidos en la Declaración de Nueva York (2016).
Según el informe, el apoyo a los países de ingresos bajos que acogen a personas refugiadas ha aumentado y se han dado pasos muy importantes en el acceso de los refugiados al trabajo y la educación. Aunque hay señales de progreso, aún existen muchas necesidades y desafíos.
La niñez refugiada tiene, sobre el papel, acceso a la educación primaria en las mismas condiciones que los nacionales en tres cuartas partes de los países que acogen refugiados, y a la educación secundaria en dos tercios de los países. Sin embargo, siguen existiendo muchos obstáculos y casi la mitad de los estudiantes refugiados no van a la escuela.
Los bancos de desarrollo también están desempeñando un mayor papel en la respuesta a las crisis. El número de situaciones de personas refugiadas apoyadas por el Banco Mundial, por ejemplo, aumentó de dos a 19.
Avances
Entre 2016 y 2019, la Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) para situaciones de refugiados en países con economías en desarrollo aumentó un 10 %, tras un incremento del 23 % entre 2015 y 2016.
Desafíos
Nueve de cada diez refugiados están alojados en países con ingresos bajos.
A fines de 2020, el 86 % de las personas desplazadas a través de las fronteras (refugiados y venezolanos desplazados en el extranjero) vivían en países con economías en desarrollo. Veinte países albergan a más de las tres cuartas partes de los refugiados del mundo. Dieciséis de estos países ya estaban en la lista de los 20 primeros en 2016.
Alain, de 51 años, es un refugiado de la República Centroafricana que huyó de su ciudad con su esposa en diciembre de 2020 debido a la violencia surgida tras las elecciones. "Oí disparos mientras íbamos a la iglesia. Cogí a mi mujer y huimos. Perdimos todo lo que teníamos", asegura.
Alain y su mujer se han refugiado en la República Democrática del Congo (RDC), donde viven en refugios improvisados desde su llegada. RDC es el país de África con la cifra más alta de desplazados internos, el país del mundo con el número más elevado de personas que padecen hambre y uno de los territorios del planeta más devastados por el conflicto. A pesar de la cálida acogida por parte de la comunidad, los recursos son escasos y las condiciones de vida son malas. Alain tiene miedo de permanecer cerca de la frontera debido a los continuos ataques de los grupos armados de la República Centroafricana (RCA).
ACNUR está registrando biométricamente a los refugiados de la RCA recién llegados y evaluando la posibilidad de reubicarlos en el interior, lejos de las localidades fronterizas.
Avances
Tres de cada cuatro refugiados tienen acceso a un trabajo legal. De los 11,2 millones de refugiados encuestados, 8,4 millones tienen acceso total (52 %) o parcial (23 %) a un trabajo decente.
Desafíos
ACNUR
Para promover la autosuficiencia de las personas desplazadas, ACNUR ha puesto en marcha una pequeña fábrica en la ciudad de Kitchanga, en Kivu Norte (RDC), donde los desplazados y miembros de la comunidad de acogida trabajan juntos para fabricar jabón y kits de higiene menstrual, compuestos por unas compresas reutilizables.
En la foto, Joseline Uwase, desplazada internamente en esa ciudad, fabrica compresas higiénicas lavables que permiten a las mujeres y las niñas tener una buena higiene menstrual o poder ir a la escuela, por ejemplo, ya que muchas no pueden permitirse comprar compresas de un solo uso.
Alrededor de dos tercios de los refugiados vivían en la pobreza antes de la pandemia. Sin embargo, se ha demostrado que la asistencia proporcionada por organismos humanitarios y gobiernos mitiga o reduce la exposición a la pobreza entre la población refugiada.
En 2020, ACNUR entregó 695 millones de dólares en ayudas en efectivo a unos 8,5 millones de personas en más de 100 países, el 95 % de los cuales informó de mejoras en las condiciones de vida.
Avances
Entre 2016 y 2020, cerca de 1,4 millones de refugiados accedieron a soluciones de terceros países, un seis por ciento o 286.900 refugiados más más que durante los cinco años anteriores.
Desafío. Tras un pico en 2016, se puede observar una tendencia a la baja en las admisiones, con un mínimo histórico en 2020.
Más de 1,4 millones de refugiados deben ser reasentados con urgencia en 2021, un aumento del 25 % en comparación con 2016.
ACNUR
Winta huyo de Eritrea con sus dos hijos menores, Melat y Yonathan, y se instaló en Suiza. Las dos mayores, Ermias y Ksanet, se quedaron con sus abuelos. Ante el aumento de la inseguridad en la región huyeron después a Etiopía y finalmente intentaron cruzar el desierto del Sahara con su tío, que huía del reclutamiento militar forzoso. Su plan era cruzar el Mediterráneo y reunirse con Winta en Europa, pero su convoy fue atacado y los mantuvieron en un centro de detención ilegal en Libia, donde pedían un rescate por su liberación. Finalmente, en abril de 2018, gracias a una intervención de ACNUR, se reunieron con su madre. La familia vive ahora en las orillas del lago Lemán, en el pueblo de Clarens, cerca de Montreux, e intenta dejar atrás las heridas del pasado.
De 2016 a 2020, los retornos voluntarios representaron casi las tres cuartas partes de todas las soluciones.
Más de 2 millones de refugiados han regresado a su país de origen desde 2016, en comparación con 1,8 millones entre 2011 y 2015.
Como esta madre refugiada burundesa y su hijo (en la foto), que se preparan para subir a un autobús en la ciudad fronteriza ruandesa de Nemba para volver a casa, después de vivir en el campamento de Mahama, en Ruanda, desde 2015.
ACNUR ha estado apoyando al Gobierno de Ruanda para proteger y asistir a los refugiados burundeses desde su llegada al país. A raíz de los disturbios políticos de 2015 en Burundi, 300.000 personas huyeron a países vecinos por la inestabilidad económica y política y la inseguridad alimentaria. En agosto de 2020, se celebró una reunión virtual entre ambos gobiernos y ACNUR, en la que se acordó revitalizar el Acuerdo Tripartito sobre el Retorno Voluntario de los Refugiados Burundeses desde Ruanda.
En definitiva, se han producido avances significativos hacia los objetivos del Pacto Mundial sobre Refugiados. Sin embargo, las tendencias muestran la necesidad de un reparto más equitativo y previsible de las responsabilidades.
"El Pacto Mundial sobre Refugiados está marcando la diferencia en la vida de las personas refugiadas y las comunidades de acogida. La comunidad internacional tiene que seguir trabajando y compartiendo responsabilidades para apoyarles".
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
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