Con más de cinco millones, India encabeza la lista de los cinco países que más nuevos desplazamientos forzados han registrado en 2019 por causas relacionadas con la crisis climática. Le siguen Filipinas, Bangladesh y China, con poco más de cuatro millones cada uno y Estados Unidos, con 916.000 desplazados.
¾ de los
nuevos desplazamientos internos a nivel mundial en 2019 fueron causados por desastres.
7 de cada 10
desplazados internos (66%) viven en países en vías de desarrollo.
Alrededor de 2.000 desastres provocaron 24,9 millones de nuevos desplazamientos internos en 140 países y territorios en 2019. Es la cifra más alta registrada desde 2012 y triplica al número de desplazados por la guerra, los conflictos o la violencia.
La mayoría de desplazamientos relacionados con la emergencia climática se producen dentro de las fronteras nacionales. Las personas que pierden sus hogares como consecuencia de huracanes, ciclones e inundaciones tienden a quedarse lo más cerca que pueden de sus casas para poder regresar lo antes posible cuando las condiciones lo permitan. Sin embargo, en muchos casos, el desplazamiento se prolonga y se generan nuevas vulnerabilidades.
Los desastres naturales han provocado desplazamientos internos tanto en países de ingresos bajos como en países de ingresos altos, como Estados Unidos (916.000 nuevos desplazados en 2019), Canadá (41.000 nuevos desplazados en 2019), Australia (25.000 nuevos desplazamientos) o Japón (265.000 desplazamientos).
Los cinco países con más población refugiada están también entre los más vulnerables a la crisis climática: Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar.
No hay país en el mundo que no haya sufrido los efectos del cambio climático, según la ONU. Por sus consecuencias irreversibles, su magnitud, su intensidad y por la velocidad a la que avanza, la crisis climática es la emergencia de nuestro tiempo. Aunque su impacto es más devastador entre la población desplazada a la fuerza, la escala de la emergencia es global.
Los ciclones Idai y Kenneth obligaron a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares en Mozambique, Malaui, Madagascar, Zimbabue y los archipiélagos de Comoras y Mayotte.
El huracán Dorian tuvo un impacto sin precedentes en las Bahamas, y también generó desplazamiento en las islas vecinas, así como en Estados Unidos y Canadá.
Los ciclones Fani y Bulbul desplazaron a más de cinco millones de personas en India y Bangladesh solamente.
Las inundaciones generalizadas en Sudán del Sur causaron el desplazamiento secundario de personas que ya huían de un conflicto armado.
La sequía también causó estragos en muchas partes del planeta. En Somalia, por ejemplo, Barwako Noor Abdi (arriba en la foto) perdió a sus vacas y cabras. Tuvo que abandonar su hogar para poder sobrevivir en un país que lleva sufriendo décadas de inseguridad. La emergencia climática ha alimentado un ciclo de vulnerabilidad para los pastores y agricultores. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, más de dos millones de personas corren el riesgo de padecer hambre severa. La de 2019 fue la peor cosecha en el país desde la hambruna de 2011, que desplazó a 1,5 millones de personas.
“No había nada que pudiéramos hacer para sobrevivir. Me fui por mis hijos".
Barwako Noor Ali.
La sequía y las inundaciones han desplazado en Afganistán a 1,2 millones de personas en los últimos años. La subida constante de las temperaturas provoca cambios en las precipitaciones, los patrones de deshielo y un mayor riesgo de crecidas repentinas.
La región del Sahel, donde se encuentra Níger, es una de las zonas más afectadas por el cambio climático de todo el mundo. Las temperaturas en la región suben 1,5 veces por encima de la media mundial.
En esta región, las lluvias son cada vez más escasas y las estaciones secas cada vez más largas. La población aumenta rápidamente y cada vez se dedica más tierra a la agricultura, lo cual reduce más aún la tierra disponible para pastores como Djouba, en la foto. El cambio en el patrón de las precipitaciones hizo que su rebaño de vacas fuera cada vez más pequeño. Intentó moverse a otras zonas en las que sus vacas pudieran pastar, pero los animales tenían que atravesar tierras de labranza y, muchas veces, aplastaban cosechas, lo que despertaba la ira de los agricultores. Finalmente, tuvo que renunciar a su ganado y perdió su medio de subsistencia.
La sequía prolongada en el “corredor seco” de Centroamérica (Honduras, Nicaragua y Guatemala) ha destruido enormes áreas de cultivo y ha desplazado a miles de personas.
ACNUR trabaja para mejorar la resiliencia de las personas desplazadas a causa del clima. Se asegura de que los asentamientos y campos de desplazados se ubiquen en zonas seguras y sostenibles. En su labor de ayuda al desplazado, trata de mitigar la degradación ambiental con labores de reforestación y otros esfuerzos.
Además, intenta reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y en minimizar todo impacto negativo en el terreno de sus operaciones.
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