En el corazón de Oriente Medio, Siria ha sido desde la Antigüedad un punto estratégico al estar situado en un enclave geográfico. Un lugar de paso entre Asia, África y Europa que ha acogido a treinta civilizaciones y albergado algunos de los peores conflictos históricos a lo largo de la historia. A día de hoy, millones de refugiados sirios siguen sin poder volver a su país.
En 2011, al estallido de la Primavera Árabe en el norte de África le seguirían las protestas en países como Siria, desembocando en una guerra civil entre los partidarios del presidente y la oposición. Más tarde, el Estado Islámico toma distintas partes del país como la ciudad de Alepo, asediada durante años en los que miles de inocentes y niños morían sin acceso a agua o comida.
Quienes consiguieron huir lo hicieron con poco más que lo puesto, pensando que pronto volverían a sus hogares. Que su antigua vida les estaría esperando. Pero en ciudades como Alepo, donde cientos de retornados volvieron tras ser liberado del Estado Islámico, niños como Hamza venden samosas por 35 liras para ganarse la vida en una ciudad destruida. Son el retrato de una generación perdida por la guerra.
3 de cada 4
Sirios han tenido que abandonar su casa.
La mitad
De los refugiados sirios son niños.
12 €
Es el coste de 2 mantas térmicas para ellos este invierno.
Pero no fue hasta que, en septiembre de 2015, cuando más de 4 millones de refugiados sirios habían huido de sus casas, que la guerra siria comenzó a tener verdadera presencia en el mundo occidental. La foto del pequeño Aylan Kurdi, un refugiado sirio de sólo 2 años de edad, yaciendo en una playa de Turquía tras haber muerto ahogado en el Mediterráneo, daría la vuelta al mundo.
Esta triste imagen llevó a Gobiernos, corporaciones y donantes privados a volcarse en la financiación de una emergencia que sólo dos años después ha vuelto a caer en el olvido.
En 2017, poco después del 6º aniversario de una guerra sin visos de terminar, se alcanzaba la fatídica cifra de 5 millones de refugiados sirios que habían huido del país. La mayoría viven en campos de refugiados y zonas urbanas de Turquía, Jordania y Líbano.
Actualmente, más de 5,3 millones de refugiados sirios se encuentran fuera de su país. Una cifra que sigue creciendo mientras muchos sobreviven gracias a la ayuda humanitaria de ACNUR a la espera de volver a su hogar.
Además de las incalculables pérdidas humanas que cuentan ya con más de 2 millones de muertos o heridos, de los cuales cerca de 24.000 eran niños, Siria ha sufrido daños materiales irreparables. Ciudades históricas como Damasco, Palmira o Alepo, poseedoras de Patrimonios de la Humanidad con más de 4.000 años de historia, están hoy entre los principales Patrimonios en Peligro de todo el mundo, tras haber sido dañados por los extremistas durante los últimos años de guerra en el país.