El hambre, el cólera, la guerra y una economía al borde del colapso han convertido a Yemen en la mayor crisis humanitaria del mundo. Pero el país ahora también se enfrenta a nuevas amenazas: la emergencia sanitaria del coronavirus y el impacto de las recientes lluvias torrenciales e inundaciones en algunas zonas del país. Según los primeros informes, más de 100.000 personas en todo Yemen se han visto afectadas. Las inundaciones y las lluvias han causado daños en los espacios que acogen a desplazados internos y en las infraestructuras públicas.
Todavía no se ha detectado ningún caso de COVID-19 entre núcleos de desplazados internos y refugiados, pero sí en poblaciones locales. La guerra ha destruido la mitad de las instalaciones sanitarias de Yemen. Los epidemiólogos advierten de que el coronavirus podría terminar de arrasar el país. Se propagaría más rápidamente que en otros lugares y sus consecuencias sobre la población, devastada por la guerra, serían demoledoras.
Las comunidades desplazadas en Yemen cuentan con un baño para 50 familias. Las insuficientes infraestructuras de saneamiento y la falta de agua aumentan el riesgo de que el COVID-19 llegue a la población refugiada y desplazada.
4 millones
de desplazados internos, retornados, refugiados y solicitantes de asilo.
24,1 millones
de personas en el país necesitan ayuda humanitaria (más del 80 % de la población).
20 millones
de personas sufren inseguridad alimentaria.
A finales del pasado mes de abril, ACNUR alertó de que la falta de fondos en esta emergencia hace peligrar la entrega de ayuda básica para cerca de 1 millón de desplazados y refugiados en Yemen, como refugio y ayudas económicas para comprar alimentos y medicamentos. Estas personas ya hacen frente a la pobreza y a dificultades extremas.
“Sólo una resolución pacífica del conflicto podrá frenar el sufrimiento y el aumento de las necesidades humanitarias”, reiteraba ACNUR a finales de marzo.
ACNUR necesita 211,9 millones de dólares para atender a los desplazados internos yemeníes y a los refugiados de otros países que acoge Yemen. En lo que va de año sólo se han conseguido 63 millones de dólares, el 30 % de este presupuesto
Si no se reciben los fondos necesarios, ACNUR podría verse forzado a realizar reducciones drásticas o incluso suprimir varios programas y asistencia críticos, como el apoyo directo en efectivo. Esta situación afectaría a 655.000 desplazados internos y a la población de refugiados y solicitantes de asilo en Yemen, que comprende a unos 281.000 hombres, mujeres y niños en extrema necesidad.
La de Yemen es la cuarta mayor crisis de desplazamiento en el mundo después de la de Siria, Colombia y República Democrática del Congo. Desplazados internos yemeníes cuentan lo que perdieron a causa de la guerra. Tienen poco más que unas lonas de plástico para protegerse del coronavirus.
ACNUR está llevando a cabo campañas de sensibilización sobre transmisión, prevención y medidas de control a través de trabajadores de salud comunitarios y está distribuyendo jabón. También entrega ayudas económicas para más de 40.000 familias.
La Conferencia de donantes para atender la crisis humanitaria en Yemen concluyó ayer con el compromiso de los gobiernos de destinar 1,35 mil millones de los 2,41 mil millones necesarios para ayudar a 19 millones de personas en Yemen.
Ayuda a los refugiados