Las personas con discapacidad no son un grupo homogéneo, sino que tienen diferentes capacidades y necesidades, y contribuyen de diferentes maneras a sus comunidades. Cuando están desplazadas, tienen las mismas necesidades básicas que las demás personas. Además, pueden experimentar dificultades adicionales de movimiento, audición, visión, comunicación o aprendizaje. Estas dificultades amplifican los problemas que plantean generalmente los desplazamientos forzados.
15 %
de la población mundial tiene alguna discapacidad.
80 %
de las personas con discapacidad vive en países en desarrollo.
La mayoría de las personas con discapacidad vive en la pobreza. Los expertos prevén que los más pobres serán los que más sufran las consecuencias de la emergencia climática: pérdida de oportunidades y de medios de subsistencia, desplazamiento, hambre y efectos perjudiciales para la salud.
Las mujeres, los adultos mayores, los niños y las personas LGBTI con discapacidad pueden estar expuestos a riesgos aún mayores. Por esta razón, para ACNUR es esencial que en la respuesta humanitaria se aplique un enfoque de edad, género y diversidad con el fin de cumplir su compromiso de garantizar que todas las actividades de protección sean accesibles a las personas con discapacidad.
También considera imprescindible tener en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad para que la acción climática sea eficaz y evitar que la crisis climática exacerbe las desigualdades.
Si las personas con discapacidad son excluidas de la toma de decisiones, no podrán contribuir a establecer medidas que mejoren su vida y reduzcan los riesgos a los que se enfrentan. ACNUR apuesta por un enfoque inclusivo porque empodera a las personas con discapacidad como agentes de cambio, previene la discriminación en su contra y aumenta la eficacia de la acción climática.
40 %
de los refugiados se encuentran en países vulnerables al cambio climático.
70 %
de los desplazados internos se encuentran en países vulnerables al cambio climático.
El número de personas desplazadas con discapacidad es mayor en algunos países de acogida. Por ejemplo, el 21 % de la población siria refugiada en Jordania tiene una discapacidad.
Los riesgos climáticos y medioambientales pueden aumentar las necesidades humanitarias y de protección, especialmente de las personas con discapacidad. Muchos desplazados forzados se encuentran en lugares con infraestructuras y servicios débiles y poco accesibles para ellos. Esto afecta a su autonomía y dignidad.
Se espera que el cambio climático dificulte cada vez más el acceso al agua. Las personas con discapacidad que se encuentran desplazadas a la fuerza se enfrentan con muchos obstáculos a la hora de acceder al agua potable y a las infraestructuras sanitarias y de higiene.
Paul, de 48 años, es una de las muchas personas que tuvo que huir cuando la lava del volcán Nyiragongo, en República Democrática del Congo, casi alcanzaba la ciudad de Goma, donde vivían. Y lo hizo en la silla de ruedas con la que se mueve desde que era un niño. Junto con su mujer, Francine, y sus seis hijos caminaron hasta la ciudad de Sake.
“Cuando vi la lava caer por el monte Nyiragongo, reuní a mi familia para salir de la ciudad. Mi esposa y mis hijos me ayudaron a empujar la silla. Los más pequeños se sentaron en conmigo”, explica Paul.
“El camino estaba lleno de baches y era largo. Fue muy difícil”.
Francine, esposa de Paul.
Para hacer frente al impacto que tiene el cambio climático en el disfrute de los derechos de las personas con discapacidad, ACNUR propone una acción climática urgente e inclusiva.
Para ACNUR es importante mejorar los datos sobre la prevalencia, la ubicación y las necesidades de las personas desplazadas con alguna discapacidad. Solo así se podrá llevar a cabo una correcta planificación y una respuesta específica, adecuada y respetuosa con los derechos humanos de todas las personas.
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