En 2019, los desastres naturales, como ciclones y huracanes, provocaron 25 millones de desplazamientos. Las zonas del planeta más afectadas por la emergencia climática fueron el este de Asia y el Pacífico. Las lluvias monzónicas y las tormentas tropicales han afectado a áreas densamente pobladas.
Otros fenómenos como las sequías, las inundaciones o la desertificación arrasan cosechas, agravan las consecuencias de la guerra y obligan a miles de personas huir de sus hogares en la actualidad.
ACNUR trabaja para dar protección internacional a las personas afectadas por la crisis climática. La mayoría de los desplazamientos climáticos se producen dentro del país.
El acceso a energía limpia y sostenible en los campos de refugiados es uno de los ejes centrales de la Estrategia de Energía Sostenible de ACNUR. El objetivo es minimizar el impacto medioambiental en las operaciones sobre el terreno en todo el mundo.
ACNUR desarrolla desde los años 90 una política de respuesta humanitaria que afecte lo menos posible al medio ambiente y que, además, mejore la vida de las personas refugiadas.
"Ahora compro menos madera. Me ahorro unos 500 taka bangladesíes al mes".
Samira (20), refugiada rohingya en el campo de Kutupalong (Bangladesh). ACNUR le entrega periódicamente cascarillas de arroz como combustible limpio. Con el dinero que se ahorra puede comprar comida y medicinas.
"Egipto nos ha hecho un gran favor y queríamos devolvérselo".
Mohammad (50), refugiado sirio en Egipto. Participa como voluntario en las labores de limpieza del río Nilo que lidera una organización local. ACNUR moviliza a refugiados que, de manera voluntaria, quieran unirse a la causa.
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