ACNUR celebra la decisión del gobierno de Uganda de reconocer a todos los sursudaneses recién llegados –en grupo- como refugiados. La Agencia de la ONU para los Refugiados y sus socios realizan grandes esfuerzos para proporcionarles una cantidad suficiente de agua y unas instalaciones de saneamiento adecuadas en los centros de tránsito y de recepción en los distritos de Arua y Adjumani, en la región de Nilo Occidental, al noroeste de Uganda.
A fecha 6 de enero, unos 23.564 refugiados sursudaneses habían llegado a Uganda.
Este nuevo flujo de refugiados complica la operación de ACNUR en Uganda, ya que todavía se siguen registrando llegadas a este país desde la República Democrática del Congo. Unos 8.000 refugiados congoleños se encuentran alojados en tres centros de recepción en el oeste de Uganda, por lo que tanto el personal y como los recursos de la organización se encuentran al límite de su capacidad.
Paralelamente, un grupo pequeño pero creciente de refugiados de Sudán del Sur está huyendo también hacia otros países vecinos. Más de 5.300 refugiados han sido registrados en Etiopía, aunque se cree que el número podría ser mayor ya que el acceso a la remota zona fronteriza es complicado, y ACNUR espera que estas cifras se actualicen próximamente. En el campo de refugiados de Kakuma, en Kenia, al que están llegando 300 refugiados sursudaneses cada día, ACNUR había registrado 3.173 nuevas llegadas el 5 de enero por la tarde. Por otra parte, la situación en Sudán sigue siendo poco clara. Varios cientos de sursudaneses han cruzado la frontera hacia Sudán, aunque se cree que podrían tratarse de varios miles de personas. No obstante, con tantos grupos en movimiento en esta región, entre ellos nómadas y rebeldes, es difícil conocer el número exacto de refugiados. ACNUR está haciendo todo lo posible para clarificar estas cifras.
En Sudán del Sur, ACNUR está trabajando con un equipo reducido de 200 personas debido a los continuos enfrentamientos y a la inseguridad reinante en prácticamente todo el país. Sin embargo, la Agencia sigue ofreciendo servicios a unos 230.000 refugiados que residen en 10 campos de Sudán del Sur, al tiempo que está asumiendo una mayor responsabilidad para ayudar a los 57.000 civiles que han buscado refugio en 10 complejos de Naciones Unidas en todo el país. ACNUR está ayudando a liderar los esfuerzos para proteger a las personas especialmente vulnerables como mujeres y niños. Para ello la Agencia ha desplegado en el país expertos en áreas tales como la organización y la gestión de campamentos.
Ayer llegó a Juba un vuelo con material básico de ayuda humanitaria procedente de los almacenes de ACNUR en Nairobi. Estos materiales incluyen 12.500 mantas, 2.500 paquetes con utensilios de cocina y otros enseres domésticos de primera necesidad, así como 4.000 lonas de plástico para dar cobijo a 20.000 personas desplazadas tanto en la capital como en sus alrededores.
En Maban, al noreste de Sudán del Sur, sólo quince empleados de ACNUR siguen trabajando con los socios de la Agencia y los propios refugiados para continuar atendiendo a los 120.000 refugiados que se encuentran en cuatro campos. Están haciendo todo lo posible para mantener los servicios sanitarios y para que las bombas de agua sigan funcionando de modo que los refugiados tengan acceso tanto a la sanidad como al agua potable. Junto con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), ACNUR ha distribuido raciones de comida a los refugiados para 45 días en lugar de la ración habitual para 30 días, de modo que tengan alimentos disponibles en caso de que los servicios se vieran interrumpidos. ACNUR también está llevando a cabo un reparto de jabón en los cuatro campos. Dada la peligrosa y cambiante naturaleza de la operación en Sudán del Sur, ACNUR está aprovechando al máximo sus recursos limitados y cubriendo las posibles lagunas que puedan producirse en los servicios.
ACNUR se está preparando también para volver a desplegar a su personal en Yida, en el estado de Unity, donde un pequeño equipo de ACNUR y de otras agencias socias ha seguido atendiendo a 77.000 refugiados en los campos de Yida y Ajuong Thok, cerca de la frontera con Sudán. Este plan está sujeto al despliegue de más fuerzas de paz de Naciones Unidas, puesto que el entorno operativo en el estado de Unity sigue siendo peligroso e impredecible. La semana pasada, en Yida, ACNUR perdió seis camiones que fueron robados por saqueadores, quienes también se llevaron barriles de combustible, piezas de recambio para vehículos y bombas de agua.
A pesar del conflicto en Sudán del Sur, desde el 22 de diciembre ACNUR ha registrado la llegada de 430 nuevos refugiados del vecino Sudán procedentes de Kordofán del Sur.
El gobierno de Sudán del Sur ha declarado el estado de emergencia en los estados de Unity y Jonglei. Con las fuerzas de la oposición controlando ahora Bor, la capital de Jonglei, de nuevo un importante contingente militar sursudanés ha sido trasladado al norte del país, hacia Pariang, cerca de los campos de refugiados de Yida y Ajuong Thok. Por este motivo, ACNUR está muy preocupado por los efectos que estos combates puedan tener en los refugiados y en la capacidad de la Agencia para asistirles. ACNUR recuerda a todas las partes en conflicto que se debe respetar el carácter civil de los campos de refugiados.
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