El plan solicita 331 millones de dólares para ofrecer alimentos, agua potable, cobijo, atención sanitaria, protección y otros servicios básicos a los refugiados centroafricanos en Camerún, Chad, la República Democrática del Congo y la República del Congo.
Cerca de 190.000 personas han huido del país desde que las milicias antibalaka tomaran Bangui, la capital, en diciembre de 2013. No obstante, antes de esa fecha más de 230.000 personas ya habían huido de la violencia y la anarquía, elevando el número total de refugiados centroafricanos a unas 425.000 personas. Esta cifra supone que, en la actualidad, cerca del 10% de la población de la República Centroafricana –que se eleva a 4,5 millones de habitantes- vive en el exilio.
ACNUR está extremadamente preocupado por el hecho de que de la violencia en el país proseguirá y con ello, el número de personas obligadas a huir de sus hogares seguirá aumentando, alcanzando posiblemente –o incluso superando- las 460.000 personas desplazadas a finales de año.
Recientemente, la violencia en el distrito de Kouango, a unos 300 kilómetros de Bangui, obligó a miles de refugiados a huir al territorio de Bosobolo, en una zona muy remota e inaccesible del norte de la provincia de Equateur, en la República Democrática del Congo (RDC). Aunque ACNUR ha sido informado de la llegada de 10.000 refugiados desde diciembre, las autoridades locales han registrado a unas 30.000 personas. ACNUR y la Comisión Nacional congoleña para los Refugiados están actualmente en el terreno verificando estos datos y registrando las nuevas llegadas. Los equipos de ACNUR en el terreno han comunicado que siguen llegando a diario refugiados. ACNUR está trabajando en un plan para reubicar a estos refugiados lejos de la frontera para que estén más seguros y puedan recibir asistencia humanitaria.
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