Madres adoptivas de menores no acompañados Madres adoptivas de menores no acompañados

Madres adoptivas de menores no acompañados

29 de marzo, 2021

Tiempo de lectura: 6 minutos

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Miles de niños desplazados forzados viajan solos. Sus vidas están marcadas por la guerra, la persecución, la violencia, la pobreza y la pérdida; pero también por la generosidad, la resiliencia y el cariño de algunas personas refugiadas que, aun estando lejos de sus casas, han decidido darles un hogar, una familia de acogida y una oportunidad de futuro.

Ellas también huyen. Han tenido que abandonar su hogar a causa de la violencia o de la persecución. Lo han perdido casi todo, pero dan lo que tienen a muchos menores no acompañados que están asustados, confundidos y desesperados por encontrar protección. Ellas no les han traído al mundo, pero se convierten en sus madres por decisión propia. Este acto de generosidad salva a muchos niños de la explotación, el abuso, la violencia y el trabajo forzado.

Aisha: fuerza y bondad

Aisha es madre de cinco hijos. Huyó a Uganda escapando de la guerra civil en su país, Sudán del Sur, y fue a parar al asentamiento de Bidibidi. Dos de ellos, Ake, de 13 años, y Jonathon, de 5, son biológicos. También cuida de sus dos sobrinos, Topic, que tiene 8, y Jeption, de 7. Mercy, de solo 4 años, es su hija adoptiva. Su madre la abandonó en el refugio del asentamiento. Estuvo llorando durante un día entero, hasta que unos vecinos la encontraron. Alguien la acogió, pero volvió a ser abandonada a los pocos días.

Aisha había asistido a reuniones informativas en el asentamiento sobre la importancia de acoger a menores no acompañados y se había ofrecido como madre adoptiva. Semanas más tarde, contactaron con ella para que cuidara de Mercy de manera puntual, solo durante una noche, hasta que pudieran encontrar una familia de acogida. Mercy es una niña especial y necesita cuidados constantes. Tiene la mitad de cuerpo paralizado. No puede comer sola ni hablar. A la mañana siguiente, Aisha había tomado una decisión: la acogería. Ahora, forma parte de la familia.

Madre adoptiva Aisha con su hija

Por ser cabeza de familia y madre adoptiva de una niña con necesidades especiales, al llegar a Bidibidi, Aisha recibió una parcela de tierra de 30 metros cuadrados y un refugio de emergencia por parte de ACNUR. Más tarde, ella misma construyó una cabaña de ladrillos de adobe, una pequeña cocina y una letrina de barro.

Aisha se encarga de todo: va a buscar agua, limpia, cocina, lleva a los niños a la escuela, prepara el fuego, lava la ropa... Es un ejemplo de generosidad, resiliencia y trabajo.

Betty: madre adoptiva de seis niños no acompañados

Pero la historia de Aisha no es la única. Otras mujeres refugiadas se convierten también en madres adoptivas de menores no acompañados. En plena guerra civil en Sudán del Sur, a Uganda llegaban cada año miles de menores sursudaneses no acompañados que huían del conflicto. Precisamente en este asentamiento de Bidibidi, uno de los más grandes de Uganda, otras mujeres como Aisha han abierto las puertas de su refugio a menores que viajaban solos o separados de sus familias. Es el caso de Betty Leila, de 32 años, que tuvo que huir de Sudán del Sur en 2016 con sus cuatro hijos y sus dos sobrinas. Llegaron a Uganda a este asentamiento de Bidibidi. En el camino, se encontró con seis niños más. Estaban solos y ocultos en un coche quemado. Sin nadie que pudiese cuidarles, Betty decidió hacerse cargo de ellos y se ha convertido en su madre adoptiva.

Betty, madre adoptiva con sus hijos

Más de 5.000 menores no acompañados llegaron a Uganda desde Sudán del Sur en 2017, en plena guerra civil. ACNUR, las ONG y el Gobierno de Uganda han trabajado juntos para proporcionar a los niños refugiados educación y apoyo psicosocial.

Sudán del Sur se convirtió en la nación más joven del mundo en 2011 tras décadas de guerra, pero volvió a sumirse en el conflicto en 2013. Más de cuatro millones de sursudaneses se han visto obligados a desplazarse por la región y dentro de su propio país en una de las mayores crisis de desplazamiento de África.

Jane Konga, madre adoptiva

Uganda: ejemplo de acogida de personas refugiadas

ACNUR valora positivamente el modelo de respuesta a los refugiados en Uganda por su enfoque progresista. En Bidibidi, los refugiados reciben pequeñas parcelas de tierra y tienen derecho al empleo, para facilitar así su integración en la comunidad de acogida y disminuir la dependencia de la ayuda humanitaria. Se trata de una política solidaria con los refugiados, pero también beneficiosa para los ciudadanos ugandeses porque integra a los refugiados en los planes nacionales de desarrollo. Todos ganan.

En la foto, la refugiada sursudanesa Jane Konga y sus hijos de acogida posan en el asentamiento de Bidibidi. Ocho meses después de que estallara la violencia en Sudán del Sur, la hambruna producida por la combinación de conflicto y sequía provocó la crisis de refugiados de más rápido crecimiento del mundo. El 14 de marzo de 2017, Uganda acogía a 805.704 refugiados sursudaneses.

Salome, la “Mama” ugandesa

La llaman “Mama”, pero su nombre es Salome Ayukuru. Es trabajadora de ACNUR y ha ayudado a miles de personas refugiadas durante casi dos décadas. Como oficial de protección de ACNUR en el norte de Uganda, Salome es el primer punto de contacto para los refugiados sursudaneses más vulnerables que cruzan la frontera hacia Uganda. La mayoría de los refugiados que entrevista son niños que han perdido el contacto con sus padres. Lejos de sus familias y en un país nuevo, muchos niños llegan asustados, desesperados y deprimidos.

Ella sabe bien lo que es estar sola. Cuando tenía 18 años, mataron a su padre y luego la torturaron. Entonces huyó a lo que ahora es Sudán del Sur y vivió en un campamento de refugiados durante seis años. Allí se convirtió en madre adoptiva de una bebé abandonada y la crió como si fuera suya. Actualmente, apoya a más de 30 niños. Algunos de ellos se han convertido en enfermeros y profesores.

Objetivo: la reunificación familiar

La evacuación, la acogida y el cuidado deben planificarse con vistas a la reunificación de los niños con sus padres lo antes posible. Debe explicarse claramente a los tutores o padres de acogida que, aunque la duración de la separación puede ser larga, el objetivo, si fuera posible, es la reunificación familiar.

Es importante vigilar la situación de todos los niños en familias de acogida. Aunque los niños suelen crecer mejor en un entorno familiar que en una institución, siguen estando expuestos a algunos riesgos. El seguimiento debe incluir el compromiso de proporcionar orientación y apoyo a las familias de acogida.

Madres adoptivas de menores no acompañados

Tipos de acogida

Tradicional

Es acogido por una familia u otro hogar que puede o no estar relacionada con la familia del niño. En estos acuerdos no interviene ningún tercero, aunque pueden estar respaldados o apoyados por la comunidad local.

Espontánea

La familia acoge a un niño sin ningún acuerdo previo. Esto es algo frecuente en situaciones de emergencias y puede implicar a familias de una comunidad diferente en el caso de los niños refugiados.

Concertada

En el que un niño es acogido por una familia en el marco de un acuerdo establecido por un tercero, normalmente un organismo de asistencia social, como un departamento gubernamental, una organización religiosa o una ONG nacional o internacional.

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