El último naufragio en el Mediterráneo ha ocurrido tan solo unos días después de que el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi y el Director General de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), António Vitorino, hicieran una declaración conjunta sobre la necesidad de actuar en Libia y el Mediterráneo.
En las conversaciones que tuvieron lugar en Paris la semana pasada con los Estados europeos hubo consenso sobre la necesidad de poner fin a la detención arbitraria de refugiados y migrantes en Libia. “La violencia en Trípoli en las últimas semanas ha hecho que la situación se agrave y se necesite, más que nunca, un plan de actuación en el país para poner fin a esta situación. Es necesario que exista un proceso de liberación ordenada de personas en los centros de detención hacia zonas urbanas, o que se abran centros que permitan una libertad razonable de movimiento. Los centros de detención son lugares peligrosos donde existe un alto riesgo de abuso, maltrato o muerte. Nadie debe ser devuelto a estos centros en Libia después de ser interceptado o rescatado en el mar”, han declarado.
Más de 5.000 refugiados y migrantes se encuentran actualmente atrapados en centros de detención. Llegan a estos lugares después de haber sido interceptados mientras intentan alcanzar Europa a través del Mediterráneo. El pasado 3 de julio, más de 50 inmigrantes y refugiados perdieron la vida en un bombardeo sobre el centro de detención de Tajoura, al este de Trípoli (Libia).
Según ACNUR, más de 800 personas han perdido la vida en lo que va de año mientras intentaban de cruzar el Mediterráneo. Más del 60% de estas muertes se han producido en la llamada ruta central, que conecta Libia con Italia.
ACNUR trabaja para sacar a los refugiados más vulnerables de Libia. Las evacuaciones y el reasentamiento desde Libia están siendo una solución para las personas que atraviesan una situación crítica.
Ayuda a los refugiados