Donar libros a niños refugiados Donar libros a niños refugiados

Donar libros a niños refugiados

31 de mayo, 2018

Tiempo de lectura: 3 minutos

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¿Sabías que si todas las niñas refugiadas pudieran ir al colegio, el matrimonio infantil se reduciría en un 64%? ¿O que cada año que una niña va al colegio aumenta un 20% sus ingresos en el futuro? Recibir educación puede cambiar desde los trabajos a los que optamos hasta cosas tan básicas como aprender a desenvolvernos en el mundo aprendiendo a leer o a protegernos de enfermedades y peligros.

Pero mientras el 91% de los niños del mundo cursan primaria, sólo 1 de cada 6 niños refugiados tiene esta oportunidad a su alcance. Donar libros o material escolar es una buena manera de ayudar a paliar esta brecha, llevando futuro y oportunidades a los niños refugiados para el resto de sus vidas.

Donar libros a niños en Bangladesh

¿Cómo donar libros a niños refugiados?

La logística internacional de ACNUR para poder entregar ayuda diaria a miles de refugiados en los campos está centralizada en 10 almacenes ubicados estratégicamente.

ACNUR entrega material escolar, libros, cuadernos y bolígrafos para los niños refugiados que normalmente adquiere directamente en el mercado local para impulsar el comercio en la zona y reducir al máximo los costes de transporte internacional.

Por ello, donar libros o material escolar en especie a campos que están a miles de kilómetros no resulta posible, pero puedes enviar libros, cuadernos y otro tipo de ayuda para niños refugiados a través de donaciones económicas destinadas a educación.

En los campos de refugiados, tu ayuda se convierte en libros y material escolar:

  • Matricular a 1 niño en primaria = 5 €.
  • Un libro de texto de matemáticas, ciencias, lengua o sociales en Kakuma = 6 €.
  • Uniforme escolar para 1 niña refugiada en África, Irán o Paquistán = 13 €.
  • Espacio en un escritorio para 1 niño en una escuela en África = 16 €.
  • Libro de ejercicios, bolígrafos, lápices y material de aprendizaje extra = 20 €.
  • Matricular a 1 niño en secundaria = 40 €.
  • Una pizarra para una clase en África = 100 €.
  • Construir un parque infantil para actividades deportivas = 845 €.
Niña africana estudia con ACNUR

“Me decían que no podía ser buena estudiando porque mi madre es analfabeta”

A los 10 años, Esther se convirtió en refugiada. Huyó de Sudán del Sur cuando estalló la guerra y, ya en Kenia, empezó a ir al colegio gracias a ACNUR. Pero Esther no se tomaba los estudios muy en serio hasta que su madre empezó a beber, y Esther decidió volcarse en los estudios para que su madre pudiera tener un motivo para estar orgullosa.

Hasta entonces, Esther nunca había pensado que pudiera ser buena en los estudios, ya que todo el mundo le decía que no lo conseguiría dado que su madre era analfabeta. A pesar de tener todo en contra y gracias a sus esfuerzos, Esther fue admitida en Morneau Shepell, la escuela a la que todas las niñas querían ir y desde la que espera poder llegar a la Universidad para cumplir su sueño. El de ser neurocirujana.

Educación: el arma que salva vidas

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