La desconfianza sobre si el dinero llega a su destino, la sensación de que desde aquí no podemos hacer nada para cambiar la situación de miles de personas en otros países o la falsa creencia de que es mejor donar en especie son algunos de los argumentos más habituales sobre por qué no se colabora con una ONG económicamente. En cambio, hay otros muchos para entender por qué es tan necesario donar a una ONG hoy en día. De todos ellos, hemos seleccionado tres razones indiscutibles tanto para tomar una decisión como para rebatir a quienes creen que no es algo necesario.
Cada ONG está especializada en cubrir un campo de acción y de necesidades que no están cubiertas por otros agentes.
En el caso de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, es proteger a las personas que han tenido que huir por su raza, su identidad sexual (LGTBI), por violencia de género, por ser una minoría étnica, por sus ideas políticas o por otras vulneraciones de sus derechos humanos.
En situaciones como guerras, conflictos o persecuciones violentas, las personas se ven obligadas a huir con lo puesto y necesitan ayuda básica de emergencia. ACNUR se encarga de cubrir sus necesidades más básicas, desde facilitarles un refugio donde protegerse del exterior, agua o comida, hasta educación para niños que pasarán años viviendo en campos de refugiados o medios de vida para que los adultos puedan ser independientes.
Sin financiación, millones de personas no tendrían ni un refugio de plástico en el que cobijarse, ni agua potable, ni acceso médico, ni raciones de comida.
La aportación de una sola persona puede cambiar completamente la vida de otra a miles de kilómetros.
En el caso de niños con desnutrición como Faris, que necesitan suplementos contra la desnutrición, 3 sobres de Plumpy Nut al día pueden hacer que recupere 1 kilo a la semana. Esto significa que, donaciones de 14 € pueden enviar los sobres de cacahuete, leche y azúcar necesarios para que una persona como él recupere 2 kilos en una edad crítica para su desarrollo.
Para otros con deficiencia visual como Shahriyar, unas gafas de 8€ pueden permitirle ir al colegio y tener un aprendizaje normal durante años.
Para acreditar que la ayuda llega, muchas ONG, como el Comité español de ACNUR, publican en su página de transparencia sus cuentas anuales y el porcentaje de ayuda destinada a los proyectos y emergencias, y la que se queda en costes de infraestructura o sueldos. En nuestro caso, es el 90,2% del dinero el que va directamente para refugiados y desplazados.
Al mismo tiempo que ayudamos a la causa, las donaciones a ONG desgravan hasta un 75% en los primeros 150 € anuales. Por ello, en las cuotas más pequeñas, es mayor la parte que recuperaremos en la declaración de la Renta que la parte que tendremos que poner de nuestro bolsillo. Por ejemplo, cuando nos hacemos socios de una ONG por 20 € al mes, hay 11’6 de esos euros que recuperaremos más adelante.