Aunque en el Guinness de los récords, el título del hombre más viejo del mundo lo ostenta un israelí de 113 años, el libro de familia de este refugiado sirio le sitúa unos meses por delante.
Yousef podría haberse convertido en el hombre más viejo del mundo. En su libro de familia, escrito en árabe, muestra la fecha del día de su nacimiento: 1 de enero de 1903. En enero de 2017 cumplía la mágica cifra que le podría coronar como el hombre más longevo del mundo.
Desgraciadamente, su situación personal ha hecho que hasta día de hoy sus preocupaciones sean diferentes a la de aplicar al Guiness de los récords.
A sus 114 años de edad, este refugiado sirio bien podría ser el hombre más viejo del mundo. El anciano, que trabajó toda su vida en su granja, en su tienda y cuidando de su familia, se vio obligado a huir hace 3 años cuando las bombas se acercaron peligrosamente a su casa en Siria.
“Si queréis iros, adelante. Yo me quedaré y me ocuparé de la casa”, le dijo a su hija.
Ahora, sobrevive en Zaatari, uno de los campos de refugiados más grandes del mundo situado en el desierto de Jordania, a 15 kilómetros de la frontera de Siria. Allí, comparte habitación con su hija, su nieto y otros miembros de su familia. La nostalgia por el país que le vio nacer también convive con él.
Por mucho que su país le obligase a huir hace unos años, Yousef nunca conseguirá olvidar su Siria natal. Allí es dónde le gustaría morir, aunque la situación no se lo pone nada fácil. Entre la ciudad que fue su hogar en el sur de Siria, Daraa, y el campo de refugiados de Zaatari, al norte de Jordania, apenas le separan 50 kilómetros. Psicológicamente, esta barrera supone toda una vida.
Después de dos años postrado en la cama, su salud ya no es la que era cuando llegó allí. El que podría ser el hombre más longevo del mundo ha llegado a los 114 años sin poder apenas caminar y con escasa capacidad auditiva. A un lado, su hija cuida de él. En el otro, sus cigarrillos y su rosario también son sus fieles compañeros a los que se aferra como a la vida. Aunque su hija le ha prohibido fumar, se siente mal por privarle de una de las pocas cosas que no le ha quitado la guerra en Siria. Al final, acaba dándole un cigarrillo.
Para él, es uno de los secretos que le podría haber convertido en el hombre más viejo del mundo: comida sana y natural, rezos y montones de cigarrillos.
Más de 100 años y más de 100 descendientes
En todo este tiempo, Yousef ha engendrado cientos de vidas. En 1930, con 27 años, se casó con su primera mujer, de quién nacería el primero de sus tres hijos. Décadas más tarde, se ha convertido en padre, abuelo y bisabuelo, con 3 hijos y 160 descendientes de tres generaciones. La mayoría de ellos viven repartidos por todo el mundo, exiliados en Alemania, Suecia o Canadá.
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