Un estudio de ACNUR e IFC muestra cómo los refugiados ayudan a impulsar la economía del área del campo de Kakuma, en Kenia, donde más de 2.100 pequeños negocios regidos por refugiados dan trabajo también a los locales y promueven el consumo.
Esperanza es diseñadora de moda y refugiada de la República Democrática del Congo (RDC). En su pequeña tienda en el campo de refugiados de Kakuma, hogar de 180.000 personas refugiadas en Kenia, organiza sus diseños. La mayoría están hechos de kitenge, una tela tradicional africana, gruesa y brillante.
Dos clientas entran para ver a lo que está a la venta. Una es refugiada, otra trabaja para una ONG local. Ambas deciden comprar algo de ropa. Un vestido de 1.800 chelines, el equivalente a 15 euros, una falda larga y un top que suman 18 euros. Las dos se marchan felices con sus compras.
Cuando la empresaria de 27 años comenzó su pequeña marca de moda, Esperanza Fashion & Design, sólo contaba con 22.000 chelines, menos de 200€. Tras huir de la violencia en RDC y llegar a Kenia no sólo se convirtió en refugiada, también en emprendedora.
Quería seguir dedicándose al diseño de moda y sus diseños únicos pronto encontraron un lugar en el campamento de Kakuma, atrayendo clientes no solo refugiados, también entre la gente local. Ahora, gana cerca de 20 € al mes vendiendo sus diseños. "Me encanta mi trabajo. No hay mejor sensación que tener un cliente feliz", asegura.
El dinero que consigue, lo ha invertido en una nueva máquina de coser, una plancha de carbón y otras herramientas para mejorar la calidad. Pero a pesar de tener un negocio exitoso, Esperanza encuentra muchos desafíos: "me encanta ser diseñadora y hacer ropa, pero el dinero que gano solo da para mis necesidades básicas. Para poder expandir mi negocio, necesito ayuda económica".
Esperanza es una de los miles de emprendedores y dueños de negocios refugiados que viven en Kakuma y su ciudad vecina. También es una de las participantes del estudio publicado por la Corporación Financiera Internacional y ACNUR, que concluye que muchos refugiados están involucrados en la actividad económica y que hay oportunidades para el sector privado:
Tras recopilar datos sobre la propiedad de las empresas, los niveles de consumo y el acceso a finanzas, telecomunicaciones, educación y empleo, el estudio muestra que la economía de Kakuma prospera y hay oportunidades de inversión en empresas de refugiados, promoviendo la autosuficiencia e independencia financiera y reduciendo la dependencia de la ayuda humanitaria. Unos hallazgos muy positivos teniendo en cuenta que la mayoría de los refugiados llegaron a Kenia con poco más que lo puesto.
El estudio señala que la conexión a internet en Kakuma y la penetración de la telefonía móvil ayudan a personas como Esperanza a expandir su negocio: los clientes eligen un diseño que ha publicado en línea. "Internet, las redes sociales, Facebook e Instagram juegan un papel importante en la atracción de clientes para mi negocio ", dice. Aproximadamente el 69% de los refugiados tiene acceso a teléfonos móviles.
El estudio halla que la inversión del sector privado no solo permite mantenerse a los propietarios de negocios de refugiados, también beneficia a la comunidad de acogida. Los refugiados contratan a menudo a locales y compran ganado, madera, carbón y otros productos locales.
"Necesitamos cambiar la mentalidad de que los refugiados están sentados, sin hacer nada más que recibir asistencia. Muchos de ellos están dirigiendo negocios y creando empleo para otros. Vemos el sector privado como algo que viene del exterior, pero muchas veces se basa en iniciativas de personas que quieren ganar dinero haciendo lo que saben, como un refugiado que hornea pan".
Raouf Mazou, representante de ACNUR en Kenia.
Raouf Mazou, representante de ACNUR en Kenia. "La ayuda del gobierno para enfrentar el desafío es limitada. La inversión del sector privado podría marcar una diferencia importante al crear empleos y oportunidades para los refugiados. Pero los inversores a menudo carecen de la información crítica para aventurarse en estos mercados. Este estudio es un paso clave para impulsar la inversión privada en un mercado sin explotar".
Philippe Le Houérou, jefe ejecutivo de IFC.
IFC y ACNUR esperan que el estudio muestre la oportunidad de mercado en áreas del sector privado como telecomunicaciones, salud, educación, vivienda y energía.
El informe concluye que atraer al sector privado y a empresas sociales al área de Kakuma y apoyar a los empresarios supondrá oportunidades de trabajo, mejorará los servicios y reducirá los precios para todos.
En otros lugares como el mercado africano de Meri, la economía fluye a más pequeña escala entre las 200 personas refugiadas que venden allí ropa, comida y muebles.