Compartir
Después de participar en protestas contra el gobierno de Nicaragua, Enrique, de 69 años, fue secuestrado por un grupo paramilitar, torturado y finalmente liberado. Esta traumática experiencia lo convirtió en una persona diferente. “Todavía recuerdo esos días”, dice. “Regresé a casa sintiendo una sombra constante, como si me siguieran a todas partes”. Incapaz de soportar el riesgo por más tiempo, huyó a Costa Rica en busca de seguridad.
Alrededor de 70.000 nicaragüenses han solicitado asilo, o han manifestado su intención de hacerlo, en todo el continente americano, incluyendo a Panamá, México y Estados Unidos. Pero sin soluciones a la crisis política y social a la vista, es probable que el número de personas desplazadas siga aumentando.