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Hay quien dice que compartir, es vivir. Así al menos lo entiende esta abuela ugandesa de 70 años que decidió ceder una parte de sus tierras a esta familia refugiada de Sudán del Sur para que siembren y recojan.
Es una de esas personas solidarias que, con su gesto, logra cambiar la vida de esta familia para siempre. Para ellos se ha convertido en alguien de su familia por quien harían lo que hiciera falta.