Cuando decidimos dar nuestro dinero a una organización humanitaria, nos gusta saber dónde está yendo a parar. Por eso, la transparencia en las cuentas de donaciones a ONG...
Cada día, más refugiados huyen de la violencia en Guatemala, Honduras y El Salvador. Algunos, como Armando, se arriesgan a viajar en un tren de carga conocido como...
El campo de Kakuma tiene más de 25 años de vida, acoge a tantas personas como San Sebastián y ha pasado a la historia por ser el primero...
El continente africano no se caracteriza precisamente por su presencia mediática. Enfermedades endémicas, desafíos humanitarios, pobreza, corrupción, oportunidades de expolio y algún artista escapado copan...
Nuevamente, la Diputación de Huelva muestra su respaldo a la población refugiada y a la labor humanitaria y de protección desarrollada por ACNUR. Durante 2018, la Diputación...
Un estudio de ACNUR e IFC muestra cómo los refugiados ayudan a impulsar la economía del área del campo de Kakuma, en Kenia, donde más de 2.100 pequeñ...
Hacer que los niños y no tan niños de nuestro país se pongan en la piel de familias refugiadas por la guerra es un reto en todos...
Más de 200 millones de mujeres y niñas en el mundo han sufrido mutilación genital femenina. Asha Ismail, keniana, es una de ellas. El día de su “...
Volver a Empezar es el primer podcast del Comité Español de ACNUR, conducido y presentado por Molo Cebrián, creador de Entiende Tu Mente o Saliendo Del Círculo.
En esta nueva temporada de Volver a Empezar hablamos con mujeres que se han visto desplazadas por la fuerza, pero que no se dejan definir por estas circunstancias. Son mujeres incansables, que día a día superan la adversidad y la desigualdad y que además luchan por aquello en lo que creen: una vida digna para todas, para poder vivir en paz. Casi 60 millones de mujeres y niñas están desplazadas en todo el mundo, a ellas les dedicamos la novena temporada del Podcast del Comité español de ACNUR.
En la Temporada 8 de "Volver a empezar", el podcast del Comité español de ACNUR, nos preguntamos: ¿Puede el deporte convertirse en refugio? Para responder a esta pregunta hemos hablado con varias personas refugiadas que han tenido que huir de sus hogares, dejar su país y comenzar de cero en España. Personas a las que el deporte les ha salvado la vida. ¿Y cómo es posible esto? En muchas ocasiones lo es gracias a organizaciones, fundaciones y asociaciones que apuestan por el deporte como herramienta integradora de las personas refugiadas. Y es que el deporte integra, empodera, une, ayuda y puede convertirse en hogar, especialmente cuando el tuyo ha quedado muy lejos.
¿Te imaginas tener que abandonar tu país y empezar de cero para poder salvar tu vida? El protagonista de esta temporada tuvo que hacerlo: le llamaremos Juan. Por motivos de protección, prefiere no decir su nombre, ni de dónde viene, pero sí puede contarnos cómo ha logrado comenzar una nueva vida en un pequeño pueblo de la llamada España rural, ayudando a combatir el despoblamiento. Allí, donde muchos otros no quieren ir, Juan está construyendo un hogar seguro junto a su familia. Acompáñanos a conocer su historia en la séptima temporada del podcast del Comité español de ACNUR.
El cambio climático ha llegado para quedarse y marcar nuestro presente y nuestro futuro. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Qué consecuencias tiene y cómo podemos luchar ante su avance? ¿Cómo afecta a las personas más vulnerables del planeta? En la temporada 6 de "Volver a empezar" resolvemos estas preguntas sobre el cambio climático hablando con expertos en el tema. Te esperamos.
Como no podía ser de otra manera, dedicamos la Temporada 5 de Volver a empezar a Ucrania. Queremos conocer de cerca cómo se vive en un país en guerra, cómo es huir de este conflicto y comenzar de cero en un lugar nuevo. Pero también vamos a mostrar qué labor está realizando Acnur en esta situación y cómo podemos ayudar cada uno de nosotros. Te esperamos.
Esta es la historia de una persona que gracias al boxeo tuvo una segunda oportunidad. No solo ella, sino también toda su familia.
Ella es Sadaf. Mujer, boxeadora, refugiada, valiente y luchadora. Nació en Afganistán, uno de los peores países del mundo para nacer mujer. Si quieres conocer su historia, ¡dale al play! y si te emociona tanto como a nosotros, comparte este podcast.
La tercera temporada de Volver a Empezar tiene nombre propio: Sergio Chekaloff. Una persona que ha pasado 74 años buscando el reconocimiento de una nacionalidad.
Su historia es la de millones de personas en todo el mundo que carecen de derechos políticos, jurídicos y sociales por el hecho de no ser considerados ciudadanos. Son apátridas.
En esta segunda temporada de Volver a Empezar conoceremos a Sergio, Gleici y Cristian. Ellos se vieron obligadas a abandonar sus países y que al llegar a España se toparon con una situación excepcional por la pandemia de COVID-19. A pesar de sus dificultades personales, y aún a riesgo de contagiarse, volvieron a armarse de valor para ayudar a quienes más lo necesitaban.
Befriending es la primera temporada de Volver a Empezar. En ella conoceremos la historia de tres mujeres valientes. Dos de ellas lo dejaron todo atrás en sus países para volver a empezar. Una vez en España, forjaron una amistad que les ha ayudado a salir adelante en el día a día.
Sudán del Sur es un país joven, de apenas 4 años de vida, y cuyos habitantes llevan tiempo ya conviviendo con la violencia y la guerra. En diciembre de 2013, tras meses de tensiones políticas, la violencia estalló en algunas zonas y poco a poco fue extendiéndose por todo el país. Ahora, tras más de dos años de guerra en Sudán del Sur, las cifras que nos llegan son alarmantes: 1,6 millones desplazados dentro del país y 654.000 sursudaneses exiliados en países vecinos como refugiados por culpa del conflicto en Sudán del Sur. Ya no es sólo la guerra la que empuja a las familias a huir. La escasez de alimentos está obligando a muchos a buscar comida en otras zonas del país. Más de 2,4 millones de personas se encuentran en situación de crisis alimentaria en Sudán del Sur. Cultivos arrasados y malnutrición Tras años de conflicto, muchos cultivos han quedado arrasados y el precio de los productos básicos en los mercados se ha disparado. Esto, para una población que vive principalmente de sus pequeños cultivos y del comercio local, ha marcado la decisión final de muchas familias de huir a lugares más seguros y en los que poder subsistir. El hambre ya está empezando a dejar su huella en muchos sursudaneses: las tasas de malnutrición en las zonas en conflicto son extremadamente altas (entre el 20 y el 34%), y un 80% más de civiles estaban afectados por la inseguridad alimentaria en 2015 en comparación con el año anterior. “Aunque hay pocos alimentos y los niños están enfermos, al menos aquí no hay disparos” afirma Nyepach Benyluok, una madre de 25 años que pasó dos semanas caminando con sus hijos para escapar del estado de Unity. Buscaron ayuda y seguridad en otro lugar del país donde la guerra y el hambre no fueran su pan de cada día. Sin más opción que huir “No tuvimos más opción que venir aquí” dice Benyluok. Ella y las 31 personas que les acompañaron en su huida a Rumbek (en el centro del país) sobrevivieron comiendo frutos secos y plantas silvestres. “Había asesinatos arbitrarios. Incluso los niños eran asesinados al azar. Destruyeron nuestras casas con los alimentos dentro. Era la cosecha que habíamos recogido con nuestras propias manos para sobrevivir en estos duros tiempos” explica. “En el camino, mucha gente se desmayaba. Estaban débiles por la falta de alimentos, pero no te podías parar a ayudarles, eran demasiados. Muchas personas se quedaron en el bosque…” cuenta Benyluok sobre los largos días de camino hasta Rumbek. A pesar de que las agencias humanitarias no pueden trabajar libremente en el país por motivos de seguridad, ACNUR ha estado presente en Sudán del Sur desde que estalló el conflicto y sigue ofreciendo asistencia y protección a los desplazados en el país y a los refugiados en los países vecinos. Además, reparte productos básicos y material de refugio. A día de hoy, esta es una de las emergencias humanitarias más graves a las que hace frente la Agencia de la ONU para los Refugiados. Por ello, se necesita más ayuda para responder las necesidades de los civiles sursudaneses: alimentos y materiales básicos para poder sobrevivir.
La suya es una historia de amor y fe, de guerra y exilio, de cigarrillos y nostalgia por su hogar en Daraa. Es la historia de un hombre que puede narrar décadas de una vida que, en su etapa final, se ha visto truncada por la guerra siria. En 2017, podría haberse convertido en el hombre más viejo del mundo. Postrado en una cama, este patriarca sirio se aferra a sus cigarrillos y a su rosario tanto como a la vida. Una vida de más de 100 años que podría acabar en un campo de refugiados, algo que él quiere evitar a toda costa. Su último deseo es que, el día que muera, le entierren en su Siria natal, un país devastado por cinco años de guerra. Los dos años que lleva viviendo en el campo de refugiados de Za’atari han minado su salud y ahora Yousef apenas puede caminar y ha perdido capacidad auditiva. Su hija cuida de él, pero dice que se le parte el alma cuando le ve en esta situación. Todas las personas que habitan el campo de Za’atari también han perdido todo a causa de la guerra. Como Yousef, son refugiados, pero él es el mayor de todos, y quizá también una de las personas más mayores del mundo. Yousef nunca pensó que su vida acabaría así. Ha pasado la mayor parte de sus muchos años de vida tranquilo, trabajando en su granja y su tienda y cuidando de su familia. Sus más de 100 descendientes están ahora mismo dispersos en distintos puntos del mundo. La guerra siria les ha obligado a exiliarse a países como Alemania, Suecia o Canadá. Él, en cambio, vive en el mayor campo de refugiados de Jordania junto a su hija, su nieto adolescente y algunos familiares más. Los ancianos y los niños son las personas más vulnerables en cualquier campo de refugiados. Gracias al apoyo de nuestros socios y donantes, ACNUR lleva años trabajando para dar respuesta a las necesidades de más de 4 millones de refugiados sirios en la región.
Más de 340 niños se han ahogado en el mar Mediterráneo oriental desde el pasado mes de septiembre, lo que equivale a una media de dos cada día. Muchos de ellos eran bebés y niños de uno y dos años. Según ACNUR, la Organización Internacional de Migraciones (OIM) y UNICEF, el número de muertes sigue aumentando y las tres agencias han hecho un llamamiento conjunto para mejorar la seguridad de aquellos que huyen del conflicto y la desesperación. El estrecho del mar Egeo entre Turquía y Grecia se encuentra entre las rutas más siniestras en el mundo para los refugiados y migrantes. Además, la dureza del mar en invierno, el hacinamiento de personas en los botes y la baja calidad de los mismos y de los materiales salvavidas aumentan las posibilidades de vuelco de las embarcaciones. “Estas trágicas muertes en el Mediterráneo son insoportables y tienen que parar”, ha afirmado el Alto Comisionado de ACNUR, Filippo Grandi. “Es necesario centrar más esfuerzos para combatir el contrabando. Además, dado que muchos de los niños y adultos que han muerto estaban intentando reunirse con sus familiares en Europa, hay que organizar trayectos legales y seguros mediante programas de reasentamiento y reunificación familiar ”, ha añadido el Alto Comisionado. En lo que va de año, unas 80.000 personas han logrado conseguir cruzar estas aguas, de las cuales, 1 de cada 3 es un niño. Muchos de los niños son menores no acompañados. Más de 400 personas se han ahogado durante la travesía.