Cuando consideramos donar a una ONG nuestro tiempo o dinero, ya sea de forma puntual o haciéndonos socios, hay varias cosas que debemos tener claras.
En unas semanas, empezará el monzón en Bangladesh. Los riesgos de inundaciones y deslizamientos de tierras son inminentes. Los trabajadores de ACNUR trabajan para evitar los daños y...
El pasado diciembre, Karmele Sáez, Esperanza Belmonte y Fernando Sevillano, compañeros del Comité español de ACNUR, viajaron a Líbano. Han estado allí para conocer de primera...
Life Weavers Women's Alliance ayuda a las mujeres y niñas colombianas desplazadas a superar la violación y el abuso sexual, y busca justicia en los tribunales. Leonor Galeano...
Cuando Baw Meh tuvo que huir de Myanmar en 1996, cogió únicamente una olla para cocinar pensando que podría volver a su casa tras unas semanas. A día de...
El propósito del proyecto “Protección y asistencia básica a la población refugiada siria en Líbano” apoyado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha con 25.000...
Tras la II Guerra Mundial, la Agencia de la ONU para los Refugiados se creó con la idea de que sería una agencia temporal para ayudar quienes habían...
Volver a Empezar es el primer podcast del Comité Español de ACNUR, conducido y presentado por Molo Cebrián, creador de Entiende Tu Mente o Saliendo Del Círculo.
En esta nueva temporada de Volver a Empezar hablamos con mujeres que se han visto desplazadas por la fuerza, pero que no se dejan definir por estas circunstancias. Son mujeres incansables, que día a día superan la adversidad y la desigualdad y que además luchan por aquello en lo que creen: una vida digna para todas, para poder vivir en paz. Casi 60 millones de mujeres y niñas están desplazadas en todo el mundo, a ellas les dedicamos la novena temporada del Podcast del Comité español de ACNUR.
En la Temporada 8 de "Volver a empezar", el podcast del Comité español de ACNUR, nos preguntamos: ¿Puede el deporte convertirse en refugio? Para responder a esta pregunta hemos hablado con varias personas refugiadas que han tenido que huir de sus hogares, dejar su país y comenzar de cero en España. Personas a las que el deporte les ha salvado la vida. ¿Y cómo es posible esto? En muchas ocasiones lo es gracias a organizaciones, fundaciones y asociaciones que apuestan por el deporte como herramienta integradora de las personas refugiadas. Y es que el deporte integra, empodera, une, ayuda y puede convertirse en hogar, especialmente cuando el tuyo ha quedado muy lejos.
¿Te imaginas tener que abandonar tu país y empezar de cero para poder salvar tu vida? El protagonista de esta temporada tuvo que hacerlo: le llamaremos Juan. Por motivos de protección, prefiere no decir su nombre, ni de dónde viene, pero sí puede contarnos cómo ha logrado comenzar una nueva vida en un pequeño pueblo de la llamada España rural, ayudando a combatir el despoblamiento. Allí, donde muchos otros no quieren ir, Juan está construyendo un hogar seguro junto a su familia. Acompáñanos a conocer su historia en la séptima temporada del podcast del Comité español de ACNUR.
El cambio climático ha llegado para quedarse y marcar nuestro presente y nuestro futuro. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Qué consecuencias tiene y cómo podemos luchar ante su avance? ¿Cómo afecta a las personas más vulnerables del planeta? En la temporada 6 de "Volver a empezar" resolvemos estas preguntas sobre el cambio climático hablando con expertos en el tema. Te esperamos.
Como no podía ser de otra manera, dedicamos la Temporada 5 de Volver a empezar a Ucrania. Queremos conocer de cerca cómo se vive en un país en guerra, cómo es huir de este conflicto y comenzar de cero en un lugar nuevo. Pero también vamos a mostrar qué labor está realizando Acnur en esta situación y cómo podemos ayudar cada uno de nosotros. Te esperamos.
Esta es la historia de una persona que gracias al boxeo tuvo una segunda oportunidad. No solo ella, sino también toda su familia.
Ella es Sadaf. Mujer, boxeadora, refugiada, valiente y luchadora. Nació en Afganistán, uno de los peores países del mundo para nacer mujer. Si quieres conocer su historia, ¡dale al play! y si te emociona tanto como a nosotros, comparte este podcast.
La tercera temporada de Volver a Empezar tiene nombre propio: Sergio Chekaloff. Una persona que ha pasado 74 años buscando el reconocimiento de una nacionalidad.
Su historia es la de millones de personas en todo el mundo que carecen de derechos políticos, jurídicos y sociales por el hecho de no ser considerados ciudadanos. Son apátridas.
En esta segunda temporada de Volver a Empezar conoceremos a Sergio, Gleici y Cristian. Ellos se vieron obligadas a abandonar sus países y que al llegar a España se toparon con una situación excepcional por la pandemia de COVID-19. A pesar de sus dificultades personales, y aún a riesgo de contagiarse, volvieron a armarse de valor para ayudar a quienes más lo necesitaban.
Befriending es la primera temporada de Volver a Empezar. En ella conoceremos la historia de tres mujeres valientes. Dos de ellas lo dejaron todo atrás en sus países para volver a empezar. Una vez en España, forjaron una amistad que les ha ayudado a salir adelante en el día a día.
El número de refugiados malienses registrados en Níger actualmente es de 54.000, una cifra similar a la que se manejaba en 2012 y 2013, cuando el conflicto en Malí estaba en su momento más crítico. A pesar del acuerdo de paz firmado en junio de 2015, la inestabilidad, las extorsiones, la escasez de alimentos, la rivalidad tribal y las luchas entre pastores y granjeros han seguido provocando la huída del país de muchos civiles. El vacío de poder en el este de Malí está siendo otro factor determinante en este flujo de refugiados hacia el país vecino. Esto ha provocado un aumento del 10% de refugiados en Níger, lo que supone un desafío para la operación de ACNUR en esta zona, ya que actualmente la organización no cuenta con los fondos suficientes para dar respuesta a las necesidades de este creciente número de refugiados. Refugiados procedentes de zonas rurales La mayoría de estos refugiados proceden de zonas rurales donde se están produciendo enfrentamientos entre tribus. Estas familias dependen en gran medida de su ganado para sobrevivir, pero han visto limitado su acceso a campos de pastoreo y esto les ha obligado también a buscar refugio en Níger. Allí, muchos de los refugiados que antes vivían en tiendas ya han empezado a construirse casas de adobe, lo que indica que no esperan poder volver pronto a su país de origen. La crisis de refugiados malienses se está convirtiendo en una situación de refugio prolongada para la que se necesitan más fondos y más apoyo constante por parte de los donantes. Si quieres colaborar con esta emergencia, puedes hacerlo haciendo un donativo a través de nuestra web o haciéndote socio de ACNUR.
Actualmente, hay en el mundo más de 27 millones de niños refugiados bajo el amparo de ACNUR. Son niños que han tenido que huir de la guerra y la violencia y enfrentarse a un futuro incierto fuera de su país. Han abandonado su casa, su escuela, a sus amigos…su vida tal y como la conocían. Muchos niños hacen, además, este camino al exilio solos. Son menores no acompañados, como Yayo, una niña sursudanesa de 13 años que llevó a Uganda a sus tres hermanos pequeños para ponerles a salvo de la violencia. Cuando los combatientes llegaron a su aldea, sus padres estaban fuera de casa, en el mercado, y Yayo tuvo que salir corriendo con sus hermanos en medio de la multitud. Consiguieron llegar a Uganda tras pasar varios días caminando y turnándose con su hermana para cargar al más pequeño, de 2 años. Afortunadamente, los niños se reencontraron con su madre poco tiempo después en un asentamiento. Sólo la guerra en Siria ha obligado a casi 2 millones de pequeños a convertirse en refugiados y vivir en condiciones durísimas en países de la región como Jordania, Líbano o Turquía. De todos ellos, el 39% son menores de 11 años, como Saleh, que está tratando de conservar su pasión por las palomas a pesar de vivir en un asentamiento en Líbano. Su familia es criadora de palomas y él dice que le gusta alimentarlas y cuidarlas porque le recuerdan a su vida pasada en Siria, de donde huyó hace ya más de 4 años. Además de los niños sirios que viven refugiados en la región, otros miles han venido a Europa con sus familias arriesgando su vida en el Mediterráneo. Llegan asustados por todo lo que han vivido y por el viaje. Todavía les quedan por delante muchos días de viaje, de espera en tierra de nadie entre fronteras, de frío e incluso momentos de caos y tensión. En el trayecto, la mayoría de ellos sólo sueña con un futuro mejor en el que volver a tener un hogar y regresar a la escuela. El duro viaje en busca de un lugar seguro lejos de la violencia acaba en países del norte de Europa, donde solicitan asilo y esperan ser reconocidos como refugiados. Mientras, aprenden un nuevo idioma, hacen nuevos amigos y reinician poco a poco su vida. Algunos niños refugiados se encuentran en una situación tan vulnerable que ACNUR tiene que buscar soluciones duraderas para ellos, como por ejemplo el reasentamiento. Ese fue el caso de Abdu, un niño sirio de 7 años sordo de nacimiento que fue trasladado a Alemania con su familia y que ahora puede oír gracias a la cirugía que le practicaron. Su historia es similar a la de Omar, el niño sirio que no podía crecer, y a la de otros muchos pequeños que necesitan tratamientos médicos a los que no pueden acceder en los primeros países que les acogieron. Gracias al apoyo de socios y donantes, ACNUR puede seguir ofreciendo apoyo, asistencia y soluciones a muchos niños refugiados.
En 2009, a la edad de 10 años, Esther se convirtió en refugiada. Fue el año en que su madre decidió huir de Juba, en Sudán del Sur, a causa de la violencia y la inseguridad. Huyó del país con sus tres hijas, a las que había criado ella sola tras la muerte de su marido. Esther, la más pequeña de todas, nunca llegó a conocer a su padre. De su infancia recuerda que no entendía la guerra, ni por qué la gente combatía. Su madre logró protegerlas durante mucho tiempo de esta dura realidad, pero finalmente, en 2009, no les quedó más remedio que huir. “No quiero ser identificada como refugiada el resto de mi vida” La familia se refugió en Kakuma, en Kenia, donde vivía un tío de Esther. Él las ayudó a instalarse y a adaptarse poco a poco al campo de refugiados. Las niñas fueron inscritas de inmediato en la escuela y, así, Esther pudo continuar con su educación, aunque admite que, por aquel entonces, no se tomaba muy en serio el colegio. Sin embargo, con el paso del tiempo, su madre fue perdiendo la esperanza y comenzó a beber. Eso hizo que Esther se volcara aún más en sus estudios para darle a su madre un motivo para estar orgullosa y no perder la esperanza. “Mi madre se había rendido y yo temía que hubiera perdido la esperanza en la vida. […] La gente solía decirme que no podía ser buena en la escuela porque mi madre era analfabeta”. Gracias a su determinación, Esther demostró que eso no era cierto. La joven fue admitida en la escuela Morneau Shepell, abierta en 2014 en el campo. “Todas las chicas quieren ir a esta escuela, así que me siento afortunada” dice Esther. “Quiero romper los prejuicios y demostrar que las niñas tienen futuro” La madre de Esther regresó a Sudán del Sur en 2013 para trabajar como agricultora y ganar algo de dinero extra para la familia. Sus hermanas también regresaron cuando acabaron la escuela secundaria. Ahora la familia que tiene Esther en el campo es su tío y su grupo de amigas del colegio y del equipo de fútbol, donde juega en su tiempo libre. Muchas de sus amigas en Sudán del Sur están casadas y con hijos, y ella a veces se imagina cómo habría sido su vida si todavía estuviera allí. Sin embargo, ahora la vida de Esther gira en torno a su educación y su futuro. Dice que quiere “pasar del campo al campus, y de ser refugiada a ser neurocirujana”. Sobre la posibilidad de regresar también ella a Sudán del Sur algún día, Esther tiene claro que le gustaría volver “como una ciudadana de éxito, dispuesta a realizar un cambio”. La educación de los niños refugiados es un elemento clave para el futuro de un país que lleva años en guerra. ACNUR trabaja para que todos los niños sursudaneses que están viviendo en los campos de países vecinos puedan continuar estudiando y soñando con un futuro mejor para ellos y sus familias. Haciéndote socio de ACNUR tú también contribuyes a que esto sea posible.