En medio de una cumbre del clima en Glasgow que tiene como objetivo lograr la definitiva concienciación mundial sobre el cambio climático, este 2021 ha traído consigo diferentes...
En medio de una cumbre del clima en Glasgow que tiene como objetivo lograr la definitiva concienciación mundial sobre el cambio climático, este 2021 ha traído consigo diferentes desastres naturales que han causado estragos en ciudades y han generado que miles de personas se vieran obligadas a desplazarse de manera forzada.
Entre los desastres naturales más graves de 2021 podemos mencionar las inundaciones en Sudán del Sur y la erupción del volcán Nyiragongo en la República Democrática del Congo
La peor inundación en décadas en Sudán del Sur ha afectado a más de 700.000 personas. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) junto al Gobierno de Sudán del Sur entregaron alimentos y artículos de higiene a las personas necesitadas, así como también alojamientos de emergencia y linternas solares.
Este desastre humano se produjo a raíz de las intensas inundaciones provocadas por semanas de fuertes lluvias, con una fuerza y caudal descomunales que han arrasado casas e inundado tierras cultivadas. La crecida del agua forzó a muchas familias a desplazarse de sus hogares a terrenos más altos y a ciudades vecinas. En el estado del Alto Nilo, por ejemplo, ACNUR se encontró con 1.000 personas que habían caminado durante siete días para llegar a la ciudad de Malakal.
La situación en Sudán del Sur a causa de estas inundaciones es alarmante. Miles de mujeres, niñas y niños y adultos mayores están sin comida y a merced del riesgo a infecciones por enfermedades graves transmitidas por el agua. Muchas comunidades no habían sido testigos de inundaciones semejantes desde 1962 y se espera que las lluvias continúen hasta fin de año, lo que hace prever un aumento en la cantidad de personas que necesitarán ayuda humanitaria.
De momento, mucha gente lo ha perdido todo por las inundaciones de Sudán del Sur. Miles de personas duermen a la intemperie y necesitan de manera urgente un refugio digno, artículos básicos y material de emergencia. Muchas casas han quedado totalmente destruidas y las infraestructuras de saneamiento e higiene se encuentran en muy mal estado, con reservas de agua y letrinas contaminadas.
“Sin mi familia, no sé si hubiera podido huir. Soy afortunado de estar vivo y tan orgulloso de que todos llegamos juntos a un lugar seguro”, dice Paul, uno de los afectados por la furia del volcán en la República Democrática del Congo y a quien su esposa e hijos tuvieron que empujar durante toda la noche y durante más de 12 horas, ya que Paul se desplaza en una silla de ruedas desde que es un niño. “El camino estaba lleno de baches, era largo y nuestros hijos estaban muy cansados. No fue nada fácil”, recuerda su esposa, Francine.
Julienne Bushashire, de 50 años, hizo un viaje arduo similar al de Paul, caminando todo el trayecto hasta Sake con sus diez hijos y apoyándose en un bastón. “Tuve que parar a descansar muchas veces porque me dolían las piernas. Dormíamos al borde de la carretera al aire libre cuando estábamos demasiado cansados para continuar“, dice Julienne, quien lo perdió todo cuando huyó a Goma en 2007 después de que su pueblo natal en Masisi fuera atacado por milicias armadas. El volcán se llevó lo poco que tenía y que había podido reconstruir.
La República Democrática del Congo sufrió uno de los desastres naturales más graves de 2021 con el río de lava procedente del volcán Nyiragongo que en mayo estuvo cerca de llegar la ciudad de Goma, la capital de Kivu, un sitio en el que viven dos millones de personas.
De acuerdo con datos de las autoridades locales, 32 personas murieron por la erupción, entre ellas siete personas alcanzadas por la lava y cinco asfixiadas por los gases expulsados por el volcán. Los afectados por este desastre natural son 230.000 en calidad de desplazados internos y 550.000 personas con necesidad de ayuda humanitaria, lo que se suma a los más de 2 millones de personas desplazadas con anterioridad a causa de la violencia en la provincia de Kivu Norte.
Tras la erupción del volcán, ACNUR puso en marcha de inmediato un operativo en la zona con sus equipos de emergencia en Sake, Minova y Rutshuru, trabajando para proporcionar ayuda de emergencia, garantizar el acceso a los refugios de las personas afectadas y distribuir artículos de primera necesidad.
El volcán Nyiragongo está considerado uno de los más activos y peligrosos del mundo. La última vez que había entrado en erupción fue en 2002, generando un saldo de 250 personas fallecidas y 120.000 sin hogar.
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