Yonas Kinde nació en Etiopía, hogar del famoso “corredor descalzo” Abebe Bikila, quien ganó la medalla dorada en maratón en dos Juegos Olímpicos de manera consecutiva: Roma 1960...
Yonas Kinde nació en Etiopía, hogar del famoso “corredor descalzo” Abebe Bikila, quien ganó la medalla dorada en maratón en dos Juegos Olímpicos de manera consecutiva: Roma 1960 y Tokio 1964. “Abebe ha sido para mí un ejemplo a seguir desde niño y estoy muy contento por poder competir en Tokio, donde él consiguió tanto”, dice Yonas, refiriéndose a la última gran sorpresa que tuvo como deportista: la maratón de Tokio lo invitó a participar como corredor de élite, convirtiéndose en el primer refugiado en la historia en haber sido seleccionado en esta categoría y para este certamen tan importante.
“Quería romper mi récord personal, pero hoy no fue posible, ya que un calambre en el estómago me retrasó después del trigésimo kilómetro”, se lamentó el atleta al acabar la maratón, pero recalcó que lo importante fue haber alcanzado la meta y seguir avanzando pese a los dolores y dificultades. De hecho, Yonas completó la maratón en 2 horas 24 minutos y 34 segundos, tan solo 20 minutos después del ganador.
El atleta del equipo de refugiados Yonas Kinde
El atleta comenzó su carrera en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, cuando formó parte del primer Equipo Olímpico de Atletas Refugiados de la historia a través de una iniciativa del Comité Olímpico Internacional (COI). El etíope, que actualmente vive en Luxemburgo, prevé participar también en los Juegos Olímpicos de Tokio que iban a celebrarse en julio de 2020, que finalmente se harán en 2021 por la situación de pandemia mundial que se está viviendo a causa del avance del coronavirus.
Tras su histórica participación en Río 2016, el equipo de refugiados volverá a competir en el certamen de Tokio 2020, que pese a que se celebrarán en 2021 mantiene su nombre de 2020. La confirmación llegó durante la 133ª reunión del Comité Olímpico Internacional (COI) en la ciudad de Buenos Aires, la capital argentina. Allí, el colaborador de Alto Perfil de ACNUR, Yiech Pur Biel, quien además es miembro del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados de 2016, pidió a los delegados que continúen apoyando esta iniciativa tan importante para que muchas personas que tuvieron que huir de sus hogares por diferentes circunstancias tengan la oportunidad de alcanzar sus sueños.
La presencia de un equipo de refugiados en un certamen como los Juegos Olímpicos habla del coraje, la perseverancia y la entrega de estos atletas que, a pesar de haberlo perdido todo, continúan luchando. Cuando se confirmó la participación del equipo de refugiados en Tokio 2020, la deportista olímpica refugiada Yusra Mardini, quien además es Embajadora de Buena Voluntad del ACNUR, se mostró muy feliz por el hecho de que los refugiados sigan teniendo la oportunidad de soñar: “Voy a trabajar tan duro como pueda para ganarme un lugar en el equipo. Les deseo la mejor de las suertes a todos los demás atletas refugiados en el mundo”, dijo en 2018.
https://www.youtube.com/watch?v=zWTvAF4moK0
Las primeras olimpiadas de nuestra era moderna se iniciaron en el año 1896. Y, desde ese entonces, el certamen no solo promovió la competencia deportiva del más alto nivel sino también se preocupó por fomentar los valores de convivencia, tolerancia e integración entre toda la humanidad. En Río 2016 y por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos, un equipo de refugiados consiguió participar a través de diez atletas: cinco corredores de media distancia provenientes de Sudán del Sur (Paulo Amotun Lokoro, Yiech Pur Biel, Rose Nathike Lokonyen, Anjelina Nadai Lohalith y James Nyang Chiengjiek), un maratonista etíope (Yonas Kinde), dos nadadores de Siria (Rami Anis, Yusra Mardini) y dos judocas procedentes de República Democrática del Congo (Yolande Mabika y Popole Misenga).
El equipo de atletas refugiados con el presidente del COI, Thomas Bach
A todos ellos, el haber competido en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro les cambió la vida. Yiech Pur Biel, por ejemplo, consiguió hallar a su familia tras 12 años sin saber nada de ellos, después de tener que huir de su país en 2005. A través de las redes sociales, su madre se enteró de que competía en Río y pudo hablar con ella después de tanto tiempo.
Para el nadador sirio Rami Anis, las olimpiadas fortalecieron su determinación y solo piensa en concentrarse para competir. Mientras tanto, desde Bélgica, país en el que reside en la actualidad, entrena y también tiene sesiones con niños refugiados para ayudarlos a desarrollar sus talentos y creer en sí mismos para cumplir sus sueños.
Y así con todos y cada uno de los deportistas refugiados que llegaron a Río y que continúan entrenando duro para tener un lugar en Tokio.