La noticia del Premio Nobel de Literatura para el escritor tanzano residente en Londres Abdulrazak Gurnah sorprendió a todo el mundo por muchos motivos, pero principalmente por dos. El primero,...
La noticia del Premio Nobel de Literatura para el escritor tanzano residente en Londres Abdulrazak Gurnah sorprendió a todo el mundo por muchos motivos, pero principalmente por dos. El primero, porque se trata de un nombre poco conocido dentro del ámbito cultural y literario, de manera tal que el anuncio del premio ha implicado un verdadero descubrimiento para muchos lectores, periodistas y profesores de literatura de todo el mundo. La segunda causa de esta grata sorpresa es que se trata de un refugiado, algo que fue remarcado por la misma Fundación Nobel al momento de anunciar el premio en un texto que rescataba “su conmovedora descripción de los efectos del colonialismo en África y de la suerte de los refugiados”.
El Premio Nobel de Literatura 2021 tiene 73 años y nació en el sultanato de Zanzíbar, actual territorio tanzano. En 1967, cuando tenía 18 años, Abdulrazak Gurnah llegó al Reino Unido tras escapar de la violencia, la inseguridad y la represión en Tanzania. La huida de Zanzíbar en su juventud no fue nada fácil y tuvo que pasar por muchas peripecias, llegando incluso hasta a falsificar sus documentos para poder llegar al Reino Unido.
Gurnah fue testigo de asesinatos, encarcelamientos y abusos varios, causas por las que empezó a tener muy claro que no podría seguir viviendo en su país. Y el cierre de las escuelas fue la gota que colmó el vaso y el motivo definitivo por el que decidió marchar. "Podría parecer que las cosas han mejorado. Pero una vez más, cuando hay nuevas llegadas (de refugiados), se les aplica la misma medicina, el mismo viejo desprecio en los diarios, el maltrato, la falta de compasión del Gobierno", dice Gurnah.
Tiene diez novelas publicadas, tres de ellas traducidas al castellano: Precario silencio (1998), Paraíso (1997) y En la orilla (2003). Se trata del primer autor africano de raza negra en ganar el Nobel de Literatura en los últimos 35 años. El último había sido el nigeriano Wole Soyinka en 1986.
Actualmente reside en el barrio Notting Hill de Londres y tiene pasaporte británico. Y si bien ha escrito su obra literaria en inglés y pese a que se fue de su país de origen hace muchas décadas, Gurnah se sigue sintiendo de Zanzíbar y continúa hablando la lengua suajili.
El motivo principal por el que Gurnah decidió emigrar de África es el reflejo de la importancia que tiene la educación en todos los seres humanos, pero principalmente en los refugiados quienes, a raíz de su condición, muchas veces se ven imposibilitados de acceder al ámbito educativo o tienen que interrumpir sus estudios sin saber cuándo podrán retomarlos.
Cuando hablamos de educación, hablamos de un derecho humano fundamental consagrado tanto en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 como en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.
La educación protege a la niñez y a la juventud refugiadas frente a la vulnerabilidad de ser reclutados de manera forzosa por redes de explotación sexual, trabajo infantil y grupos armados. También empodera a las personas y es la base de que puedan rehacer su vida y forjarse un futuro tras haber tenido que huir de sus lugares de origen. El caso de Abdulrazak Gurnah es emblemático en este sentido, ya que viéndose privado del acceso a la educación pudo conseguir sus objetivos de estudiar al emigrar. Y hoy, su carrera literaria consigue un hito fundamental, el premio máximo al que puede aspirar todo escritor.