Vacuna del dengue: lo que hay y lo que falta

Más allá de la pandemia de la COVID-19, aún existen muchas epidemias a las que se enfrenta la humanidad y que también representan una alerta sanitaria, sobre todo en los sectores más vulnerables de la sociedad. El dengue es una de ellas y su incidencia ha aumentado en los últimos años.

Según la Organización Mundial de la Salud, cada año se infectan con dengue unos 390 millones de personas. Y si bien durante 2017 y 2018 los casos bajaron con respecto a años anteriores, en 2019 se registró un aumento considerable de esta enfermedad.

Una enfermedad tropical

Cuando se habla de que una enfermedad es tropical se hace referencia a las que afectan a habitantes de regiones tropicales o subtropicales, caracterizadas por climas húmedos y cálidos y que suelen presentar deterioros en materia económica, sanitaria y social.

El dengue entra en esta catalogación. Se trata de una enfermedad vírica transmitida por la picadura de las hembras del mosquito Aedes y que se manifiesta en países con este tipo de climas y en zonas urbanas y semiurbanas. Presenta síntomas similares a la gripe: dolores de cabeza y de ojos, molestias en las articulaciones, fiebre muy alta, sarpullido, náuseas y vómitos.

En la mayor parte de los casos, las infecciones por dengue provocan cuadros leves o generan enfermedades que si bien pueden ser agudas tampoco pueden ser consideradas graves en el sentido de riesgo mortal. En algunos casos muy puntuales, la enfermedad puede evolucionar hacia complicaciones serias y es ahí cuando se habla del dengue grave, que suele manifestarse en algunos países latinoamericanos y de Asia.

¿Cómo prevenir el dengue?

ACNUR mantiene una campaña permanente de entrega de materiales fundamentales en campos de refugiados y centros de acogida para prevenir enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla o la malaria.

Resulta fundamental que aquellas familias que viven en situación de vulnerabilidad y en climas tropicales tengan acceso a mosquiteras para las ventanas y las puertas de sus casas, ropa de manga larga, repelentes para la piel y materiales tratados con insecticidas. Son elementos fundamentales para evitar la presencia del mosquito transmisor del dengue y detener cualquier avance o aparición de la epidemia.

La vacuna del dengue

Existe una vacuna para prevenir el dengue, la Dengvaxia®, que está autorizada por las autoridades sanitarias correspondientes a nivel mundial y ya se encuentra disponible en algunos países para aplicar a personas de entre nueve y 45 años de edad. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud es que se administre a quienes hayan padecido una infección anterior causada por el virus del dengue.

Sanofi Pasteur es el laboratorio fabricante de esta vacuna, creada en 2015 y cuyo anuncio llegó en 2017, con la advertencia de que aquellas personas que reciban la vacuna y no hayan tenido el virus pueden estar en riesgo de contraer dengue grave tras ser vacunadas.

De manera tal que la vacuna contra el dengue funciona como método preventivo, pero en un estado posterior de la enfermedad, es decir, cuando el paciente ya la ha padecido y le previene de no volver a tenerla.

Por el momento, existe una necesidad de contar con una vacuna integral que actúe contra los cuatro serotipos del virus del dengue. De esta manera, se conseguiría cumplir con uno de los objetivos de la OMS que es el de reducir en 2020 la morbilidad y la mortalidad por dengue en todo el mundo en un 25% y en un 50%, respectivamente.

Con respecto a la vacuna contra el dengue existente, la OMS recomienda su aplicación solo en aquellos países donde los datos epidemiológicos indiquen que la prevalencia de la enfermedad es elevada. Y aclara que aún hay un campo muy amplio por investigar con respecto a esta vacuna.