Desde que en 2015 estalló el conflicto en Yemen, uno de los países más pobres de Oriente Medio, la situación no ha hecho más que empeorar. Años de pobreza e inseguridad dejan a una situación que ha sido catalogada en los últimos meses de catástrofe humanitaria.
Hace meses que la guerra en Yemen estalló en Sa’dah, la ciudad donde nació Razaz Ali, de 75 años. Vivía allí con su esposa y sus siete hijos cuando empezó la guerra y decidió abandonar su casa. Ahora, se refugian en el asentamiento Dharwan, cerca de Saná, la capital de Yemen.
Al igual que Razaz, 2,18 millones de desplazados en Yemen viven en la precariedad, alojados en asentamientos informales, edificios públicos y religiosos. El hambre, la pobreza y las difíciles condiciones se han vuelto insoportables para algunos. El conflicto en Yemen ha dejado a 21,2 millones de personas, más del 80% de la población total, en necesidad de ayuda humanitaria.
"Tenemos hambre, frío y estamos enfermos, necesitamos ayuda"
Razaz Ali, desplazado de 75 años.
Los millones de personas que se han visto obligadas a dejar sus casas se enfrentan a un promedio de al menos un año fuera de casa a causa de un conflicto que no muestra signos de solucionarse disminuir. En este tiempo, cubrir o no sus necesidades más básicas depende de la entrega de ayuda humanitaria y de la generosidad de los vecinos, que tienen que hacer un enorme esfuerzo para alojarlos durante largos períodos.
Tras casi dos años de conflicto, Yemen se ha convertido en una de las peores crisis humanitarias a nivel mundial.
Los desplazados en asentamientos, campos o ciudades en Yemen son los más afectados. Alimentos, agua, saneamientos y refugio son, en este orden, las principales necesidades de los más de 2 millones de desplazados en Yemen que necesitan ayuda humanitaria para poder sobrevivir.
A pesar de que ACNUR está repartiendo ayuda desde el inicio del conflicto, Yemen deja a 21,1 millones de personas en necesidad de ayuda humanitaria, una cifra difícil de alcanzar por falta de financiación.
Zahrah, viuda de 50 años, vive en una tienda en Dharwan con sus ocho hijos. El miedo a no tener nada para comer le ha llevado a pedir a sus hijos que vayan a mendigar. "Envío a todos mis hijos a pedir comida todos los días", asegura.
Como ella, estas situaciones son cada vez más frecuentes para miles de familias desesperadas al tratarse de la única salida para millones de víctimas del conflicto en Yemen. La escasez de recursos tras haber agotado sus ahorros en los más de 20 meses de conflicto en Yemen les hace recurrir a difíciles decisiones ante un futuro incierto.
Abdu Shoei es padre, originario de Sa’dah en Yemen. Para él, la única manera de asegurar comida y medicina para sus hijos es recurrir a la venta de Qat, una hoja narcótica que se cultiva en Yemen. "No tenemos ningún ingreso o asistencia. Mi esposa tiene que mendigar por las granjas”, lamenta.
A día de hoy, ACNUR ha conseguido llegar a 660.000 de los 2,18 millones de desplazados internos desde el comienzo de la guerra, pero la falta de fondos está imposibilitando llegar a todas las personas que necesitan ayuda urgente.
Hasta ahora, la Agencia de la ONU para los Refugiados ha recibido sólo el 43% de los fondos necesarios.
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