El 90 % de los refugiados afganos viven en Pakistán e Irán
Más de 40 años después de la invasión soviética de Afganistán en 1979, casi 5 millones de afganos continúan viviendo fuera del país por sucesivas oleadas de conflictos, incluidos los 2,7 millones registrados como refugiados. Además, 1 millón de personas se encuentran desplazadas dentro del país. Afganistán lleva 40 años en situación prolongada de desplazamiento.
El 90 por ciento de los refugiados afganos de todo el mundo viven en Pakistán (con 1,4 millones) e Irán (con 1 millón). Estos dos países, que han acogido generosamente a la abrumadora mayoría durante décadas, necesitan un apoyo continuo. Esta generosidad se ha reflejado en políticas inclusivas que han permitido durante muchos años el acceso a los sistemas nacionales de educación y de salud de los refugiados afganos.
“Para los afganos, la historia de su exilio ha sido larga y dolorosa, marcada por momentos de esperanza y desesperación; una historia que no estará completa hasta que se encuentren soluciones en su propio país”.
Filippo Grandi. Alto Comisionado de la ONU para los refugiados.
2,3 millones
de refugiados afganos en Irán y Pakistán.
1 millón
de desplazados internos.
La mitad
de los refugiados afganos son niños menores de 14 años.
En la actualidad, los combates en Afganistán continúan matando y mutilando a civiles, muchas escuelas y hospitales están cerrando y la actividad económica está en retroceso. El año pasado, más de 400.000 personas fueron desplazadas dentro del país por conflictos o sequías, y solo 8.000 refugiados pudieron regresar a sus hogares a través del programa de repatriación voluntaria.
Más de 5,2 millones de refugiados afganos han regresado a Afganistán desde 2002. Sin embargo, la repatriación voluntaria ha disminuido en últimos años debido a la creciente inseguridad.
La inversión y el desarrollo siguen siendo absolutamente necesarios dentro de Afganistán para reforzar la infraestructura y apoyar a las comunidades para que la repatriación segura y voluntaria sea sostenible y duradera.
La falta de fondos afecta gravemente a los esfuerzos para educar y empoderar a los jóvenes afganos, de los que dependerá la reconstrucción de sus comunidades.
En Qarabagh, a unos 200 kilómetros al suroeste de la capital Kabul, cientos de alumnos se sientan a la sombra de unas moreras. Estos niños han estudiado al aire libre durante años porque en el pueblo no había un colegio. Ahora, gracias al apoyo de ACNUR, se está construyendo una escuela primaria con capacidad para mil alumnos; actualmente, hay 500. La mayoría de los padres no están de acuerdo en que los niños estudien al aire libre, por estar expuestos a las inclemencias del clima.
Las niñas afganas de la foto, nacieron en el exilio y ahora han retornado a su país. Asisten a clase en el asentamiento de Dasht-e Tarakhil, próximo a Kabul.
ACNUR y sus socios están facilitando a los retornados el acceso a servicios básicos, tierras y empleos. En 2017, se pavimentó el camino que permite llegar al asentamiento, mejorando el acceso. Este año, se construyeron dos pozos de agua alimentados por energía solar, depósitos y una red de distribución de agua, para proporcionar a la creciente comunidad de retornados un suministro limpio. También se quiere fomentar el espíritu empresarial, con la puesta en marcha de proyectos para pequeñas y medianas empresas y la financiación de un programa de tejido de alfombras.
Para 2020, ACNUR calcula que se necesitarán 312.800.000 de dólares para poder ayudar a los refugiados y desplazados internos afganos. Por el momento, solo se han conseguido 25.848.068 de dólares, un 8 % de la financiación. El país sigue necesitando de la solidaridad de todos para poder reconstruirse después de décadas de guerra en Afganistán y conflictos. ¡Ayúdales!
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