Camerún y Mauritania: cuando el cambio climático es la causa de conflictos Camerún y Mauritania: cuando el cambio climático es la causa de conflictos

Camerún y Mauritania: cuando el cambio climático es la causa de conflictos

22 de noviembre, 2021

Tiempo de lectura: 5 minutos

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La crisis climática es una crisis humana. Provoca desplazamiento forzado y dificulta la vida de quienes ya se han visto obligados a huir. Pero no solo eso: la emergencia climática está también en el origen de algunos conflictos.

Los fenómenos meteorológicos extremos generan pérdidas y daños económicos y ponen en riesgo la producción agrícola y el ganado. El agua y los alimentos escasean, el hambre aumenta y la desigualdad también. Todo ello provoca un aumento de las tensiones entre distintos grupos de población que pueden desembocar en conflictos, como en los casos que se exponen a continuación.

En Camerún…

A más de 7.000 kilómetros de Glasgow, donde se acaba de celebrar la COP26 para afrontar la crisis climática, Robert Mati, de 62 años, (más abajo, en la foto) aún se recupera de un conflicto que comenzó en el mes de agosto en su pueblo, situado en la región del Extremo Norte de Camerún. La falta de lluvias y la sequía ha enfrentado a ganaderos y pescadores y agricultores, que tienen que competir por un recurso escaso, pero imprescindible para la supervivencia de sus medios de vida: el agua del río Logone.

El pasado mes de agosto, esta región del país experimentaba la violencia intercomunal con más muertes de su historia entre los ganaderos árabes chadianos (choa) y los pescadores y agricultores musgum, que habitan las llanuras de la frontera norte de Camerún y algunas zonas de Chad. En tan solo diez días, 19 pueblos fueron incendiados y 40 fueron abandonados debido al miedo de sus habitantes. Al menos, 45 personas murieron y otras 74 resultaron heridas. Más de 23.500 personas se vieron forzadas a huir.

Conflicto climático en Camerún

En el rio Logone pescan los musgum y bebe agua el ganado de los choa. El río hace de frontera natural entre Camerún y Chad. La escasez de lluvias ha reducido el río y los estanques temporales de los que dependen los pescadores y agricultores. Ante esta situación, el pasado verano decidieron cavar zanjas para retener el agua del río y poder pescar y cultivar. Pero estos depósitos tan necesarios para los musgum actuaban como trampas mortales para el ganado de los ganaderos chadianos. Muchos animales resultaron heridos. Algunos, incluso, se ahogaron.

Uno de estos incidentes desencadenó los enfrentamientos que se iniciaron el 10 de agosto. Se utilizaron armas blancas, como flechas y machetes, y la disputa se intensificó rápidamente.

Trece mil personas que viven en la zona huyeron a través del río Logone hacia Chad. Dos meses después, cuatro mil han regresado, y cerca de nueve mil se han quedado en Chad. ACNUR y sus socios en la zona les están proporcionando refugio, acceso médico y otros servicios básicos.

El Sahel, una región muy castigada por el cambio climático

El cambio climático es una realidad en esta región del Sahel, donde las temperaturas aumentan 1,5 veces más rápido que la media mundial y la ONU calcula que el 80 % de las tierras de cultivo están degradadas. En los últimos 60 años, la superficie del lago Chad, del cual el río Logone es uno de sus principales afluentes, ha disminuido hasta en un 95 %.

Conflicto climático en Sahel

Los recursos naturales limitados, como el agua potable, son cada vez más escasos en muchas partes del mundo. La tierra y el ganado sufren, a menudo, las condiciones climatológicas adversas: demasiado cálidas y secas o demasiado frías y húmedas. En tales condiciones, el cambio climático puede aumentar las tensiones existentes y generar conflictos.

En Mali y Mauritania…

El maliense Yahya Koronio Kona pesca en las aguas del lago Mahmouda, en Mauritania. Él y su familia se desplazaron varias veces dentro de Malí por la falta de agua y de peces en los lagos de la región. Las tensiones entre las personas recién llegadas y las comunidades locales aumentaron por la demanda de recursos limitados en un entorno que se deterioraba rápidamente.

Conflicto climático en Mauritania

Hoy, en Mauritania, Yahya cada vez pesca menos. Para él, se debe al retraso en las lluvias y a las altas temperaturas, que van en aumento y suelen llegar a 50°C.

La situación de inseguridad y la sequía en Mali, que ha dejado sin medios de vida a gran parte de la población, ha provocado el éxodo de miles de malienses a países vecinos.

Cuando Yahya huyó a Mauritania esperaba encontrar mejores oportunidades. Sin embargo, la situación es similar: el lago Mahmouda se seca con rapidez debido a las difíciles condiciones climáticas.

Alrededor del 90 % del territorio de Mauritania se sitúa en el desierto del Sahara. Esta región sufre largos periodos de sequía y ausencia de lluvias. Este año, la temporada de lluvias ha sido, de nuevo, muy seca.

Yahya extraña la vida en su pueblo natal, donde antes de la sequía vivían en paz y bien, gracias a la pesca y a su pequeña granja.

Somalia, en primera línea del cambio climático

Somalia es muy susceptible a los efectos del cambio climático y las condiciones meteorológicas extremas. Las sequías y las inundaciones se han vuelto cada vez más frecuentes y están destruyendo los medios de vida de mucha gente. Además, el país lleva décadas inmerso en un conflicto con la milicia Al-Shabab.

Shalle Hassan Abdirahman es un refugiado somalí de 55 años. Solía plantar tabaco, maíz, tomates y sésamo en la ribera del río cerca su casa. Hoy, el río está seco. Además, sufrió extorsión por parte de la milicia, que le prohibió cultivar tabaco. Finalmente, él y su familia tuvieron que huir a Etiopía.

Sequía en Somalia

Los efectos del cambio climático también han influido en la dinámica del conflicto, ya que la milicia ha utilizado la pérdida de medios de vida causada por la sequía para reclutar a más personas.

En los próximos meses, se prevé que la situación empeore aún más. Según las estimaciones de Naciones Unidas, Somalia podría sufrir su cuarto año consecutivo de sequía por la falta de lluvias. Para abril de 2022, se prevé que la situación sea crítica.

Aproximadamente, 2,3 millones de personas en 57 de los 74 distritos (casi el 20% de la población de los distritos afectados) padecen escasez de agua, alimentos y pastos y los depósitos de agua y los pozos se secan rápidamente. La falta de acceso a agua potable y de infraestructura de higiene y saneamiento están incrementando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua. Cerca de 100.000 personas han abandonado sus hogares en busca de alimento, agua y pastos para su ganado.

Se prevé que el número de personas que necesitan asistencia aumente un 30 %, hasta alcanzar unos 7,7 millones en 2022.

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