Los rohingyas: dos años después del éxodo de Myanmar a Bangladesh Los rohingyas: dos años después del éxodo de Myanmar a Bangladesh

Los rohingyas: dos años después del éxodo de Myanmar a Bangladesh

25 de agosto, 2019

Tiempo de lectura: 3 minutos

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Se cumplen dos años desde que en 2017 la violencia empujara a más de medio millón de rohingyas a huir de Myanmar a Bangladesh.

El registro de refugiados es clave para garantizar la ayuda

El estallido de la violencia en 2017 en Myanmar obligó a miles de personas a huir de sus hogares. Después de ese 25 de agosto de 2017 llegaron a Bangladesh 743.016 rohingyas en busca de refugio. Actualmente, el país acoge a 900 mil.

De la asistencia inmediata para salvar las vidas de miles de refugiados rohingyas proporcionada en los inicios de esta emergencia humanitaria, ACNUR y sus socios centran ahora sus esfuerzos en mejorar aspectos como la alimentación, las condiciones de higiene y de alojamiento, la atención médica y sanitaria y el registro.

Hasta el momento, y gracias al trabajo conjunto de las autoridades de Bangladesh y ACNUR, se han registrado más de 500 mil personas refugiadas rohingya procedentes de Myanmar. El registro es fundamental porque refuerza la protección de las personas refugiadas y les garantiza la prestación de las ayudas y servicios.

Educación y sanidad

ACNUR también está trabajando para que las personas refugiadas sean cada vez más autónomas y puedan realizar determinadas tareas por sí solas. En este sentido, la educación de las personas refugiadas rohingya es un factor clave de cara al futuro. El 55% son menores de 18 años. El 41% de ellos tienen 10 años o menos. Cerca del 36% de los niños y niñas rohingya de entre 3 y 14 años no han accedido a la educación primaria, mientras que más del 96% de personas refugiadas rohingya de entre 15 y 24 años no participan en ninguna actividad de formación. Para los que consiguen estudiar, no existen planes de estudio reconocidos.

ACNUR y sus socios locales han construido y dotado de personal 426 aulas, 58 clubes para adolescentes y 1.204 centros comunitarios de desarrollo infantil.

Además de la educación, la atención sanitaria es una prioridad. En este sentido, se están abordando los problemas de salud mental derivados de la violencia sufrida en 2017 en Myanmar.

Desde el comienzo de la crisis de los refugiados rohingya hace dos años, ACNUR y sus socios locales han colaborado con el Ministerio de Sanidad y Bienestar Familiar de Bangladesh para proporcionar atención sanitaria básica a las personas refugiadas.

En 2018, ACNUR y sus socios han formado a 309 personas refugiadas para que desempeñen labores de concienciación en materia de salud y de nutrición entre el resto de población refugiada.

En cualquier caso, aún queda mucho por hacer. Se necesitan fondos para afrontar los desafíos que presenta la situación de las personas refugiadas rohingya en Bangladesh. Hasta el momento, se han recibido 318 millones de dólares, poco más de la tercera parte del total de 920 millones necesarios para 2019.

Este pueblo lleva décadas en el actual Myanmar en condición de apátrida, sin documentación que les legitime como ciudadanos del país que les vio nacer. Sin un lugar a donde ir, tras el repunte de la violencia en agosto de 2017, miles de rohingyas decidieron emprender su viaje hacia los campos de refugiados de Kutupalong y Nayapara que fueron creados en los años 90, donde han pasado de acoger a 33.000 personas a convertirse, con la llegada de refugiados rohingyas, en el hogar de muchas más personas de lo que permitían sus capacidades.

ACNUR lidera la respuesta de ayuda para dar protección, refugio y atender las necesidades más básicas. Se necesita ayuda urgente para hacer frente a esta emergencia que afecta a miles de personas injustamente perseguidas.

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