Cogidas de la mano, pasean por las calles de la capital suiza, lejos de su país. Se miran. Sonríen. Se besan. Han perdido el miedo a ser perseguidas por su orientación sexual. Natalia y Lisette se han convertido en las protagonistas de una historia de amor entre dos mujeres que han tenido que huir de su Colombia natal para poder, al fin, amarse libremente.
Lesbianas y activistas por los derechos LGTBI, Natalia y Lisette estaban decididas a seguir amándose y a luchar por el amor entre personas del mismo sexo, a pesar de verse envueltas en medio de un contexto hostil.
Fue así como, hace ya casi dos años, estas dos colombianas decidieron huir de su país. Su única opción era abandonar a sus amigos y familiares en medio de la noche para seguir con su compromiso con los derechos LGTBI a miles de kilómetros de su tierra.
En 2016, llegaron juntas a Suiza donde, gracias al apoyo de “Asile LGBT”, pudieron continuar con su historia de amor sin miedo a ser perseguidas por su orientación sexual. Este proyecto local que se desarrolla en Ginebra, apoya a los solicitantes de asilo y refugiados LGTBI a volver a empezar en este país que se ha convertido en un refugio para el colectivo LGTBI.
Pero a pesar de que cada vez más personas deciden huir en contra de las restricciones de libertad sexual en muchos de estos lugares, las historias de amor entre mujeres siguen siendo minoritarias.
A pesar de que desde 2016 el matrimonio con una persona del mismo sexo está permitido en Colombia, el contexto social sigue siendo muy complejo en el corazón del continente donde más crímenes de odio sufre la comunidad LGTBI.
En la región de América Latina, según los últimos datos el Observatorio Nacional de Crímenes del Odio LGTBI, se perpetran la gran mayoría de los asesinatos a transexuales. De los 2.115 homicidios reportados entre 2008 y 2016 en el mundo, el 78% ocurrieron en esta zona del mundo.
77 países, ser homosexual sigue siendo ilegal, algo que está incluso penado con la muerte o la lapidación en países como Mauritania o Arabia Saudí.
Hasta finales de los 70, estas prácticas eran igualmente comunes en nuestro país donde la conocida “cárcel de los homosexuales” en Badajoz alojaba en virtud de la ley de Peligrosidad Social a quienes mantenían relaciones con personas del mismo sexo. Mientras España avanza en este sentido y celebra cada año el Día del Orgullo Gay, en otros cientos de refugiados LGTBI han tenido que huir de su país tras ser amenazados o torturados.