Las dos agencias de la ONU se unen para pedir una acción urgente que acabe con la apatridia infantil en Europa donde 500.000 niños no tienen la documentación necesaria para ir al colegio, al médico o trabajar cuando sean mayores.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, hacen un llamamiento a Estados y organizaciones para asegurar que ningún niño o niña nazca o permanezca apátrida en Europa, donde se estima que hay más de medio millón de personas en esta situación.
“La vida se apila contra un niño apátrida desde el principio. Como todos nosotros, pueden soñar y tener esperanza, pero los obstáculos legales que enfrentan a menudo hacen que sus sueños se desvanezcan antes de que sean adultos y su potencial se desperdicie”
Pascale Moreau, Directora de la Oficina de ACNUR para Europa.
ACNUR ampara a los refugiados, desplazados y apátridas en todo el mundo
ACNUR es la Agencia de la ONU para los Refugiados que ampara no solo a las personas que han tenido que huir de sus hogares, sino también a quienes se les niega la nacionalidad. Son los llamados apátridas: más de diez millones en todo el mundo.
Desde 2010, los niños que nacen sin nacionalidad han ido en aumento. Solo en 2017 se identificaron 2.100 apátridas, una cifra que se ha multiplicado por cuatro en los últimos años.
Cuando un niño nace sin nacionalidad, su acceso a servicios tan básicos como la educación o la sanidad será muy limitado. La discriminación a la que se enfrentarán sin documentos de identidad, será un lastre toda la vida.
Los niños y niñas sin documentación son más propensos a sufrir violencia, abusos y ser víctimas de trata, a lo que se suman los riesgos de arresto y detención.
Para acabar con la apatridia infantil en Europa, ACNUR y UNICEF proponen:
Lirije es una de las personas apátridas en Europa desde el día que nació. Su padre, Mitvar, piensa a menudo en el futuro su hija: “Me gustaría que mi hija tuviera papeles, como los otros niños. No debería acabar como yo, trabajando en la calle. Quiero que tenga los mismos derechos que los hijos de otras personas. Sin papeles, ni siquiera le pueden dar zapatos en el colegio; le piden un certificado de nacimiento para justificar que se los han dado, como a otros niños. Si tuviera papeles, sería diferente. Tendría una vida mejor. Iría al colegio para aprender cosas que le ayudaran a trabajar. No sería analfabeta como yo. Me da vergüenza cuando me dicen que caerá sobre mi conciencia no darle educación. Me siento mal. Me come por dentro.
Lo he hecho lo mejor que he podido. Fui con testigos a registrarla en la Oficina de Nacimientos. Fui un par de veces, y siempre me dicen que espere. Sin documentos, es como estar muerto”.
Minorías étnicas como los romaníes o ashkali, egipcios y albaneses que vivían en Macedonia durante la guerra de los Balcanes y la disolución de la antigua Yugoslavia, no consiguieron registrarse y perdieron su nacionalidad. Sus nacimientos y sus nombres nunca han sido registrados, y su condición de apátridas pasará hasta las siguientes generaciones si no se hace nada por ayudarles.
Tres grupos de niños especialmente vulnerables: