En la frontera de Serbia, al norte de Grecia, muchos refugiados en Europa se enfrentan a la difícil situación de pasar el invierno a la intemperie. Desde hace días, las temperaturas bajan de los 0 grados a causa de la ola de frío siberiano en Europa. Por la noche, los refugios de lonas plásticas son, en los mejores casos, lo único que les acompaña.
Quienes se adentran a pie en la ruta de los Balcanes rumbo al norte de Europa desde Grecia o Turquía emprenden hoy una travesía casi tan arriesgada como la del Mediterráneo.
A las muertes en el Mediterráneo se suman a comienzos de 2017 los fallecimientos por hipotermia de refugiados y migrantes en la ruta de los Balcanes en su intento por encontrar un lugar seguro donde pasar el invierno.
“Salvar vidas es la prioridad principal”
Cécile Pouilly, portavoz de ACNUR.
La nieve cae sobre la isla de Lesbos en Grecia donde los refugiados más vulnerables ya han sido trasladados a alojamientos acondicionados para las bajas temperaturas, pero la situación en algunas zonas de Europa continúa siendo preocupante.
Ante la ola de frío, refugiados y migrantes que intentan alcanzar un lugar cálido y seguro podrían morir de hipotermia y agotamiento ante las bajas temperaturas.
ACNUR en Grecia: la preocupante situación en la isla de Samos
Más allá de las fronteras de Europa el invierno ha afectado a miles de personas que han tenido que huir de sus hogares. Las primeras nevadas del invierno en la región del Valle de Bekaa, en Líbano, se suman ahora al frío y la humedad que amenazan a 870.000 refugiados sirios.
A causa de la nieve y el frío, los refugiados corren riesgo de sufrir hipotermia este invierno. Ayúdanos a seguir llevando ayuda. Ante la ola de frío, cada minuto cuenta.