Yemen: “Los padres ya no pueden mantener a sus hijos” Yemen: “Los padres ya no pueden mantener a sus hijos”

Yemen: “Los padres ya no pueden mantener a sus hijos”

4 de febrero, 2019

Tiempo de lectura: 5 minutos

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Bathoul Ahmed, trabajadora de ACNUR en Yemen, describe algunos de los horrores de los que ha sido testigo trabajando en un país desgarrado por la guerra.

“Nada de lo que había leído o vivido podía haberme preparado para lo que me esperaba en Yemen”

“He trabajado en varias emergencias humanitarias en Oriente Medio y he seguido las noticias de Yemen durante años. Pero nada de lo que había leído o vivido podía haberme preparado para el sufrimiento humano que me esperaba cuando vine aquí hace tres meses.

Sabía que 20 millones de personas en todo el país padecían inseguridad alimentaria. Pero solo cuando escuché los gritos de una niña de ocho meses gravemente desnutrida y vi la desesperación en los ojos de su madre, el horror de estas estadísticas me rompió por dentro.”

“Una de las primeras cosas que me impresionó fue la asombrosa belleza del país”

“Como oficial de comunicaciones de ACNUR, parte de mi trabajo es tratar de ayudar al mundo a comprender lo que está sucediendo en Yemen compartiendo parte de lo que yo he visto y oído. Interminables tramos de costas inmaculadas y playas de arena blanca, respaldadas por imponentes cadenas montañosas. Granadas llenas de jugo, mariscos y ríos de miel de color oro.

En contraste con este increíble fondo natural, los niveles de pobreza y miseria son aún más impactantes. Las consecuencias de casi cuatro años de combates están por todas partes. Conduciendo a través de Aden, ves que no queda ni un solo edificio sin marcas de proyectiles o agujeros de bala, y casi todos los hombres llevan un rifle automático en el hombro.”

Yemen es el peor desastre humanitario de la actualidad

“La ONU ha descrito la situación en Yemen como el peor desastre humanitario de la actualidad. Cualquiera que siga las noticias sabrá los titulares: civiles muertos y heridos, hogares destruidos y niños que pasan hambre. Pero la dura lucha cotidiana en un país devastado por la guerra es más difícil de transmitir. Hay tantas capas en el sufrimiento aquí, empeoradas por el desplazamiento masivo.

La economía está al borde del colapso. Se estiman pérdidas acumuladas en el PIB real de 49,9 mil millones de dólares en los últimos tres años. Pero la economía es sólo una parte de la historia. Más de una cuarta parte de los niños están sin escolarizar. Desde finales de 2016, se han reportado más de 1,3 millones de casos de cólera y 2.800 muertes asociadas, el peor brote de la historia moderna.

Yemen: “Los padres ya no pueden mantener a sus hijos”

Más de 3,3 millones de personas viven desplazadas y luchando por sobrevivir. Hay comida disponible, pero la mayoría de los yemeníes simplemente no pueden pagarla. Las familias me dicen que la desnutrición hace que las madres no produzcan leche suficiente para sus bebés, pero no pueden pagar la leche de fórmula para reemplazarla.

A esto se suman las lesiones mentales y psicológicas que las fotografías y noticias no pueden mostrar. Hombres, mujeres, niños y niñas sufren de ansiedad, depresión y otros trastornos de salud mental. Los padres ya no pueden mantener a sus hijos.

Se da ayuda psicosocial en los centros apoyados por ACNUR y sus equipos móviles, pero hay una grave escasez de especialistas y centros de salud en funcionamiento, lo que deja a muchos pacientes sin la medicación o el seguimiento necesarios. Menos la mitad de los establecimientos de salud en Yemen son completamente funcionales.

El sentimiento de desesperación es generalizado. He conocido a personas que viven al aire libre, con temperaturas que alcanzan los 40° en verano, pero no tienen a dónde ir. Cada vez más familias desplazadas viven en campamentos espontáneos, sin refugios fijos y sin acceso a agua potable o saneamiento. He visto refugios improvisados ​​en Líbano e Irak pero nada como esto: apenas hay materiales para construir algo resistente. Los refugios se levantan usando lo que haya: restos de materiales, cajas de cartón, ramas, bolsas de plástico.”

Estar al lado de Salah es entender lo que significa no tener nada

La semana pasada conocí a Salah, un adolescente tímido y de habla suave del suroeste de Yemen. Huyó de su casa hace un año con su abuela y su hermana, dejando atrás a sus padres ya ancianos. No querían abandonar su hogar ni su ganado.

Salah vive en un refugio improvisado que ayudó a construir, un espacio demasiado pequeño para poder ir erguido, pero es lo mejor que él y su familia se pueden permitir. "Es mi propio espacio, algo así como mi propia habitación", me dijo.

Estar al lado del refugio de Salah es entender lo que significa no tener nada. Sus únicas posesiones son la ropa que lleva y los artículos básicos de socorro que ACNUR ha distribuido a las familias. Casi todos huyeron sin nada, en muchos casos incluso sin zapatos. La gente es completamente dependiente de la ayuda.

"La guerra ha destruido los medios de vida y las vidas"

Como muchas de las historias que he escuchado en Yemen, la de Salah no es fácil de contar. Hace un año y medio, él y su mejor amigo, Kareema, llevaron a las ovejas a pastar en un valle cerca de su casa. Kareema se encontró con un objeto y, como cualquier niño, sintió curiosidad y lo cogió. "No sabíamos qué era, pero pensamos que podíamos jugar con eso", me dijo Salah. "Un minuto más o menos después, explotó".

Kareema murió en el acto; Salah perdió su pierna y mano izquierda. "Cuando me desperté, estaba en el hospital", murmuró. "Mis intestinos salían de mi cuerpo. Tuve varias operaciones... cuando me di cuenta de que había perdido la pierna y la mano, me sentí devastado".

La guerra en Yemen ha robado la infancia a niños como Salah. Cuando nos separamos, los sentimientos de devastación y rabia me consumieron. La ONU estima que 24 millones de personas en Yemen necesitan algún tipo de humanitaria.

Ayuda a enviar ayuda humanitaria a Yemen antes de que sea demasiado tarde.

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