¿Cómo afecta el cambio climático al suministro de agua? ¿Cómo afecta el cambio climático al suministro de agua?

¿Cómo afecta el cambio climático al suministro de agua?

2 de abril, 2019

Tiempo de lectura: 5 minutos

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A menudo, la emergencia climática se asocia con la sequía y la desertificación, pero en algunos lugares también puede generar el efecto contrario. Aquí encontrarás algunos datos e historias sobre cómo afecta la crisis climática al suministro de agua en situaciones de emergencia o desplazamiento forzado.

4 datos sobre el consumo de agua en el mundo

  • De media, una persona en la Unión Europea consume 128 litros de agua por día.
  • En Estados Unidos, sube a más de 300 litros.
  • En los campamentos, ACNUR pretende dar un suministro mínimo de 20 litros de agua por persona y día. Pero sólo en el 43% de ellos ACNUR consigue alcanzar este resultado. El cambio climático es uno de los principales obstáculos.
  • El nivel de emergencia es de 11 litros por persona y día.

Cambio climático, sequía e inundaciones

El cambio climático hace que cada vez sea más difícil la labor de los trabajadores encargados de agua, saneamiento e higiene. A veces por la falta de agua y situaciones de sequía, otras por el exceso de lluvias monzónicas o inundaciones.

ACNUR trabaja para hacer frente a esos desafíos. Cuenta con 130 trabajadores en programas de agua, saneamiento e higiene en todo el mundo, tanto en campamentos como en zonas urbanas, que garantizan el acceso a agua potable para los refugiados, evitan la propagación de enfermedades transmitidas por el agua y satisfacen las necesidades higiénicas básicas con infraestructuras como letrinas y duchas. No tener acceso al agua pone en peligro la vida de las personas.

Dos lugares donde el cambio climático afecta al suministro de agua

Kounougou: construir la paz compartiendo la poca agua que queda

En los últimos años, el agua en el lago Chad disminuyó más del 90%, reduciendo el suministro de 50 millones de personas. Mientras el lago se seca, el conflicto en la región aumenta. Desde 2009, Boko Haram ha obligado a más de 2,5 millones de personas a huir en busca de un lugar seguro en esta zona, añadiendo una presión adicional sobre los escasos recursos en una región tan árida. Muchos de ellos llegaron a la pequeña aldea de Kounougou.

“No hay contribución más importante para mejorar la vida de una persona que el trabajo en agua, saneamiento e higiene”

En esta aldea de 3.500 habitantes, el campamento de refugiados alberga a casi 20.000. Allí, ACNUR sólo puede proporcionar 14 litros de agua por persona al día: “Es muy difícil porque de repente hay miles de personas que necesitan alimentos y agua, pero no hay recursos suficientes para abastecerlos”, cuenta Barrenberg. El cambio climático actúa como un “multiplicador de amenazas”, dificultando la labor de la ayuda humanitaria.

Bi Tizie Tre, oficial de agua y saneamiento de ACNUR, monitoriza la situación en Kounougou. Durante la estación seca, el suministro de agua bajó por debajo del nivel de emergencia de 11 litros por persona al día, y ACNUR tuvo que recurrir a camiones para suministrar agua suficiente para la supervivencia. “Cuando ACNUR trae agua potable, la comunidad local está muy agradecida. Eso reduce las tensiones y crea un entorno pacífico”, explica.

Pero esta solución resulta muy costosa y ACNUR prefiere otras más sostenibles como la perforación de pozos profundos que, a pesar de implicar mucha inversión y cierto riesgo –sólo 1 de cada 3 perforaciones encuentra agua potable– pueden ser una fuente de agua fiable durante 20 años.

Cox’s Bazar: cuando el problema es el exceso de agua

El cambio climático en zonas donde las lluvias monzónicas son habituales ha llegado a duplicar los niveles de agua en los últimos años. Las inundaciones y riadas de agua de lluvia causan muertes, destruyen infraestructuras y propagan enfermedades.

En Bangladesh, las lluvias cada vez son más impredecibles, agresivas y mortales. En 2018, precipitaciones de más de 1.000 milímetros provocaron derrumbes e inundaciones en los refugios de casi una cuarta parte del campamento de Cox’s Bazar, donde viven más de 900.000 refugiados rohingyas y 41.000 personas fueron reubicadas.

Las inundaciones ocasionan otro gran problema: la contaminación del agua

“Las letrinas inundadas propagan materia fecal, y por consecuencia infecciones y enfermedades por todo el campamento. Allí, las personas suelen vivir hacinadas y son más propensas a contraer enfermedades transmisibles”, dice Barrenberg.

Si los desechos de las letrinas llegan a infiltrarse en las fuentes de agua (pozos, mantos acuíferos o aguas superficiales como ríos o represas), estas también pueden contaminarse y propagar enfermedades. En este caso, ACNUR optó por una solución química: añadir cloro para eliminar bacterias y microbios en el agua para controlar enfermedades como la diarrea y la fiebre tifoidea.

El equipo de ACNUR en Bangladesh también instaló tanques aéreos, paneles solares, redes de tuberías y pozos alimentados por energía solar para asegurar la independencia de otras fuentes de energía.

Cerca del 15% de los 300 pozos mecanizados en los campamentos gestionados por ACNUR en todo el mundo cuentan con sistemas de energía solar. Ampliar estos sistemas ecológicos es una prioridad y permite apoyar los servicios de suministro de agua en los pueblos y las ciudades de acogida para que todos se beneficien.

A finales de 2017, más de 700.000 personas huyeron de Myanmar. Para ACNUR, garantizar el suministro de agua potable a un número tan grande de personas fue un gran desafío.

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