A causa de la creciente violencia por parte de grupos armados, la crisis humanitaria en el Sahel adquiere una proporción cada vez mayor, con miles de personas asesinadas, mujeres...
A causa de la creciente violencia por parte de grupos armados, la crisis humanitaria en el Sahel adquiere una proporción cada vez mayor, con miles de personas asesinadas, mujeres violadas y niñas y niños que han quedado sin acceso a la educación. Los grupos armados terroristas que buscan desestabilizar al gobierno atacan a la población civil, con saqueos masivos en aldeas y pueblos.
Mucha gente aterrorizada y que, naturalmente, teme por su vida y la de su familia, se ve obligada a huir. En Burkina Faso, los desplazados internos se han multiplicado por diez en 2019, afectando a más de 700.000 personas y llegando a registrarse cifras diarias de más de 4.000 personas huyendo para encontrar un hogar seguro y lejos de la violencia.
Más de 4.400 refugiados de Níger llegaron a Mali huyendo de la ola de violencia en las zonas de Tillaberi y Tahoua. Y los movimientos en la frontera entre ambos países siguen siendo constantes, por la crisis humanitaria en el Sahel que continúa agravándose. En el interior de Mali, en la región norte, la población sigue atemorizada tras el último atentado del 14 de febrero en la ciudad de Ogossagou, que dejó un saldo de 30 personas asesinadas.
Se conoce con el nombre de Sahel a la región biogeográfica que se ubica en la transición entre la franja norte del desierto del Sáhara y el sur de la sabana sudanesa. Su extensión abarca la parte norte de Etiopía, Eritrea, la franja central de Sudán y de Chad, norte de Nigeria, Níger, sur de Argelia, norte de Burkina Faso, Mali, sur de Mauritania y norte de Senegal.
La etimología de su nombre proviene del término árabe “sāḥil”, que significa “borde o costa” y que sirve para identificar la vegetación del Sahel como una suerte de línea de costera que delimita el mar de arena que representa el enorme desierto del Sáhara.
Tanto ACNUR como sus socios viven enormes dificultades para acceder a la zona más problemática de la crisis humanitaria en el Sahel y, por lo tanto, dar la respuesta que necesitan miles de personas refugiadas y desplazadas internas.
La población civil que afronta lo más duro de esta crisis humanitaria en el Sahel necesita alimentos, atención sanitaria, cobijo y acceso urgente a la educación y al agua potable. A finales de 2019, ACNUR contaba con un poco menos del 70 por ciento de los fondos que necesitaba para abordar la situación crítica en Burkina Faso, con un déficit de 30,5 millones de dólares.
En febrero pasado, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, visitó tres países del Sahel y mostró su preocupación por la creciente violencia en la región y el deterioro de las condiciones de vida de miles de personas. “Las historias que me han contado en Níger, en Mauritania y en Burkina Faso son escalofriantes. Testimonios que dan cuenta de asesinatos a manos de grupos armados, de destrucción de hogares, colegios y centros de salud; casos de violencia contra las mujeres”, dijo Grandi.
Actuar ante crisis humanitaria en el Sahel es una de las prioridades de ACNUR, que continúa pendiente de todo lo que ocurre en la región. Mientras tanto, se está trabajando en la adaptación de las operaciones para garantizar apoyo a la emergencia de salud pública para que los desplazados internos y las personas refugiadas puedan incluirse en comunidades de acogida. Hasta el momento, ACNUR ha brindado refugio a 50.000 personas desplazadas.
Parte de la zona del Sahel ya siente el embate de la pandemia causada por el coronavirus. Tras los primeros casos en Eritrea, el virus llegó a otros países como Sudán y Etiopía, por lo que la respuesta de ACNUR fue inmediata.
Más de 320,000 refugiados, desplazados internos y miembros de comunidades de acogida en todo Sudán recibieron jabón y otros artículos de ayuda para la higiene. Y a los recién llegados al este de Sudán se les mide la temperatura y reciben un control estricto durante dos semanas para detectar síntomas. En Etiopía se han incrementado los suministros de agua y jabón en los campamentos y continúan instalándose estaciones de lavado de manos, fundamentales para la prevención y para detener la expansión del virus.
Mientras tanto, ACNUR trabaja de manera activa con los Ministerios de Salud y otras autoridades gubernamentales, además de la Organización Mundial de la Salud, en la prevención del COVID-19 en la población de refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos.